❦ treinta y dos ; un ricci de sangre ❦

230 34 15
                                    

Harry nunca había tenido a alguien a quien marcar. Nunca había tenido a alguien que le perteneciera. Alguien que fuera suyo y solo suyo. Alguien que cargara con orgullo las marcas que él había dejado en su cuello. 

Era tan loco creerlo, porque él siempre había tenido a un amante. Él había sido un amante. Compartió a un hombre con la esposa y quién sabe con cuánta persona más.

Y lo que había tenido no fue siquiera una relación. Y ahora ahí estaba, con un alfa al que anhelaba ponerle un anillo para hacerlo suyo toda su vida porque lo amaba.

Ahora él era un novio. Y quería ser un esposo. Pero no un esposo solo de nombre, un esposo con todas las letras. Él cuidaría de su alfa. Él jamás dejaría que otro se acercara.

Y ahora entendía lo mal que se había comportado con Lara, la esposa de Valentino. Harry le debía una disculpa a esa mujer y lo haría. No sabía cómo ni cuándo. Pero lo haría. Porque él quería ser mejor persona. Él quería hacer las cosas bien. Sabía que no todo había sido su culpa, pero tenía mucho por lo que disculparse. 



Lo que estaba haciendo era quizá lo más arriesgado que había hecho en toda su vida. Respiró hondo al sentir el galopar acelerado de su corazón. Presionó la cartera contra su cuerpo, la cual colgaba de su hombro, y respiró una vez más al avanzar por la calle cuando el semáforo le dio permiso.

Ahí estaba el local. La cafetería que él frecuentaba; lo había seguido una vez para descubrir en dónde podía encontrarlo fuera de la residencia.

Las manos le temblaban y su corazón podía estallar en cualquier momento mientras se acercaba a la puerta de entrada. Qué estaba haciendo. Qué diablos estaba haciendo. Las dudas asaltaron su cabeza, pero sus pies no se detuvieron.

Su mano empujó la puerta y el aroma a café quemado envolvió su olfato. Mientras avanzaba por el lugar, conversaciones indistintas se mezclaron con el sonido que provenía de la cocina del local. Allí estaba. Ahí lo tenía.

Tomó asiento sin mirarlo y respiró hondo una vez más, presionando más fuerte la cartera.

—¿Qué hace usted aquí?

Ella levantó la mirada y se animó a poner sus ojos sobre los de él. Desmond Vianello la observaba desde su lugar en la mesa. Una taza de café reposaba allí.

—Lo siento por interrumpirle y venir así de improvisto. Desmond, yo... necesito hablar con usted.

El hombre se acomodó en su asiento y la observó como si la analizara de pies a cabeza, aunque solo pudiese verle la parte superior del cuerpo.

—¿En qué puedo ayudarle?

—Es sobre... —Ella miró a su alrededor, sosteniendo aún la cartera contra su cuerpo. Tragó en seco y devolvió la mirada al alfa. Agregó en voz baja—: Valentino.

—¿Qué sucede con Valentino? ¿Desea que lo mate? —Lara se rio y finalmente soltó la cartera—. Debe disculparme por el atrevimiento, señora Berlingieri. Sé que es su esposo, pero cuando se me acerca alguien es solo para pedir mi servicio y la verdad es que no me imagino qué cosa querría hablar conmigo sobre él.

—No se preocupe, yo me disculpo por tomarme este atrevimiento. Solo es que... Verá, llevo tiempo dándome cuenta de que algo está pasando. Quiero decir, obviamente muchas cosas están pasando. Demasiadas, debo agregar. Pero siento que hay algo más. Algo detrás de todo el lío evidente. Y yo... —Lara carraspeó—, supongo que sabe que mi matrimonio no es... el mejor y... No sé muy bien como decir esto, pero solo quiero saber si ese matrimonio podría llegar a sufrir algún altercado en algún futuro que se disponga. Solo me gustaría estar avisada en el caso en que ocurriese, no sé si me entiende.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

cherry wine ❧ larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora