Sin editar.
Olivia
Me siento mal por engañar a las chicas, pero mi parte energética duró muy poco y ya se fue.
Cierro la puerta de mi habitación con seguro. Capaz se dan cuenta en unos minutos.
Subí con la excusa de bañarme y alistarme pero realmente no quiero salir.
Busco mi teléfono con la mirada tratando de recordar donde lo dejé. Cuando lo encuentro lo tomo. Oprimo el botón una y otra vez.
Se apagó.
Conecto el teléfono a la corriente y hago un debate mental entre dejarlo cargar apagado o encenderlo.
Tal vez te llegó algún mensaje.
Me siento en la cama impaciente esperando que cargue al 2%. Miro a todos lados tratando de distraerme y que cargue más rápido.
Al lado hay un mini espejo, me miro en el. Noto las bolsas bajo los ojos. ¿En 5 días?
En 5 días.
Me levanto y abro la puerta para ir al baño. Busco en los cajones y me encuentro con mi jarabe para dormir.
Me lo daban cuando era una niña y no podía dormir por comer tantos dulces. Mi mamá no tenía tiempo para esperar a que me durmiera.
Una idea ilumina mi cerebro.
Salgo del baño, y ahora me dirijo a la habitación de mis padres.
Abro su puerta.
Wow.
Tiempo sin verla.
Todo esta perfectamente ordenado. Los zapatos en la esquina de la cama, cada almohadón bien puesto, las cortinas cerradas. El color gris resalta por toda la habitación. Es extraño.
Ignoro lo terrorífico que es que todo esté perfecto. Abro la puerta que lleva a su baño, es casi igual a la habitación pero tiene azulejos.
Busco entre las cosas que se supone que son de mi madre. Ya crecí, no puedo tomar jarabe para poder dormir, pero puedo tomar una pastilla.
Dejo de llamarme Olivia si mis padres no tienen ni una sola pastilla.
Canto victoria cuando las veo, están en un pequeño frasco.
Me siento un poco ofendida cuando veo que hay un seguro para niños.
—¡Olivia! — Escucho el grito de Alex llamándome.
—¡Ya voy!
Batallo por tratar de abrirlas, me llevo el frasco a la boca intentando abrirla con los dientes. No me funciona.
Lo pongo en el suelo, y brinco sorbe el.
Creo que no fue la mejor idea.
La tapa sale disparada y cuando me agacho a coger el frasco las pastillas están partidas. No puedo ni siquiera tomar el polvo que es lo que queda de ellas.
Justo como una niña pequeña salgo corriendo de la habitación, pero luego me devuelvo para recoger el desorden.
Tomo una ducha rápida y en lo que me cambio pienso que arreglar lo de las pastillas. Seguro se dan cuenta.
Con el cabello mojado bajo por las escaleras, las chicas están en el sofá.
—Voy a salir — Les digo para volver arriba por mis cosas. Pero sus voces me detienen:
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Amor en Octubre
Fiksi RemajaSolo se conocieron porque ella lo salvó de ser atropellado, y antes parecían ya tener encuentros raros e inesperados entre ellos. Que clase de historia comienza con el repartidor de pizza ayudándote a desenganchar tu pendiente de tu top para luego é...