01. Tanaka Sam.

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—¿Viste el uniforme que tienen?—preguntaba Hina a Emma en el salón de clases mientras yo acababa de anotar datos extra importantes sobre la clase. La campana anunció el fin de clases y con él del semestre, por lo que era momento de ir a casa de vacaciones.

—Sí, mi hermano lo usa desde que se los entregaron.—contestó Emma subiendo los ojos.

Yo mientras guardadas mis pertenencias las miré sin comprenderlas.—No entiendo por qué tienen tanta popularidad esos chicos, sin ofender.—dije mirando a Emma, ya que su hermano Mikey parecía ser el líder.—a fin de cuentas son delincuentes que no son de ningún aporte a la sociedad.—comenté y noté que Emma fruncía levemente el ceño, pero en el fondo era la verdad y no podía negar eso por mucho que la ofendiera.

—No lo sé.—comentó Hinata mientras también tomaba sus pertenencias, ya el salón comenzaba a vaciarse.—Supongo que hacen lo que quieren, a diferencia del resto, son libres y se ve que disfrutan su libertad.

La escuché con atención y parecía ser una respuesta razonada pero no me cabía justificar que se partieran a madrazos a cambio de "reconocimiento" o libertad.

—¿Almorzaremos en el centro comercial?—preguntó Emma y Hina asintió sonriendo a lo que negué.

—Lo siento, yo paso. Tengo clases privadas más tarde.

—¿Pero vendrás mañana a la playa, verdad Sam?- preguntó Hina y la miré sin emoción alguna. Pensaba en el calor, la aglomeración de gente, la arena, mi horario de comida y dieta interrumpida y no me gustaba.

—Les aviso.— respondí sonriendo falsamente, obviamente no iría.

Ambas respondieron con una mueca y salimos del salón, ya en el pasillo pudimos ver a lo lejos a la tal pandilla Tokyo Manji venir de frente en grupo. Fruncí un poco el ceño pensando en lo sobrevalorado que estaba un grupo de pubertos de entre 12 y 13 años.

-¡Draken-Kun, Mikey!- chilló Emma saludando al chico del que gustaba y su hermano.

-Takemichi-Kun- saludó especialmente Hina al chico del que gustaba.

Yo al igual que el resto de los no nombrados me quedé tras, modo estatua, finalmente luego de dar cuenta que no se despegarían en un buen rato decidí seguir caminando sola por el final del pasillo y salir de la escuela.

Miré mi reloj y apresure el paso, pues no había tiempo que perder. Aún a los 12 años cada decisión trasciende en el futuro, y en lo que invierta o no el tiempo será significativo en el.

Todo depende de mi.

Al llegar la casa estaba sola como de costumbre, la asesora del aseo ya no estaba, pero había dejado mi plato listo para calentar. Dos minutos y treinta y cinco segundos tardaba el almuerzo en calentarse, tiempo en el que debía alcanzar a cambiarme de ropa, desocupar mi bolso y traer el material de estudio que leería mientras almuerzo. Otras veces veía clases grabadas de maestros privados mientras comía.

Al acabar lave la loza sucia para luego subir a mi habitación, mientras en el pasillo veía los tantos diplomas de reconocimiento de mis padres. Mi madre, una psiquiatra reconocida que desvive por dejarme la vara más alta. Mi padre un reconocido y famoso sociable policía de la gran capital. Yo no podía ser menos.

Estaba emocionada porque hoy habían prometido que cenaríamos los tres, juntos, por lo que hice un espacio especial para acomodar todo en casa, como preparar la mesa, la loza, y cocinar algo, no tan producido, pero especial.

Cuando ya estuvo todo listo me senté en mi puesto de la mesa para esperar a que llegaran, sin embargo en vista de que se comenzaban a tardar, raro en ellos, traje un libro para estudiar mientras los esperaba.

favorite crime; keisuke baji || htrsxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora