29. final.

111 9 1
                                    

(...)

Era una tarde de primavera, el sol estaba cayendo, dejando un sinfín de lindos colores en el cielo. La brisa era suave y movía algunos cabellos de sam, que estaba sentada en una banca en la casa de campo.

No había visto al pelinegro desde la escena del galpón, y si bien ya había pasado un largo tiempo, los dolores en el pecho, un vacío en el estómago, los sueños o pesadillas seguía siendo constantes, claro, no como el primer día, y es que por fin luego de un año apenas podía comenzar notar una disminución.

Mientras sostenía unas flores recordaba una conversación con su madre...

—el amor es algo que está fuera de la compresión humana, Sam, no lo subestimes a sólo una vida en pareja, hasta ancianos, que mueren juntos y abrazados, muchas veces el amor es dejar, soltar, apartarse y verlo desde lejos.

—¿y si eso me hace sentir mal?

—es que no era amor entonces.

—¿entonces que era?, porque si me hace sufrir tanto, significa que fue algo importante para mi.

—el amor sabe aceptar las cosas.

(...)

Era otra tarde de primavera, el sol estaba cayendo, dejando un sinfín de lindos colores en el cielo. La brisa era suave y movía algunos cabellos de sam, que estaba sentada en una banca en la casa de campo.

Suspiró largo mientras una media sonrisa se dibujaba en sus labios, ya era el segundo año que pasaba de no ver al pelinegro. Seguía queriendo a baji, mucho en realidad, y si algo le acongojaba el pecho o apenaba era el hecho de no poder haberse despedido de él, o simplemente haber perdido el contacto, consideraba que tenía mucho que agradecerle, pues, fue capaz de sacar en ella algo que nadie nunca pudo, podría y hubiese sacado a la luz. A veces, cuando era tres de octubre recordaba el cumpleaños del chico y escribía en el chat de ambos una felicitación, que luego borraba. Después de todo, seguía bloqueada.

(...)

Era otra tarde de primavera, el sol estaba cayendo, dejando un sinfín de lindos colores en el cielo. La brisa era suave y movía algunos cabellos de sam, que estaba sentada en una banca en la casa de campo, ya era el tercer año, sin verlo. Lo pensaba, claro ahora ya no tanto como antes, comenzaba a convertirse cada vez en memorias sobre acontecimientos en sus tiempos de escolar y adolescente, ya con 21 años comenzaba a tener más responsabilidades, lo que la ayudaba a distraerse y así olvidarlo inconscientemente.

(...)

Era una tarde de primavera, el sol estaba cayendo, dejando un sinfín de lindos colores en el cielo. La brisa era suave y no movía ningún cabellos de sam, no estaba sentada en ninguna banca, por el contrario, esa vez ni estaba en la casa de campo, sino que en la ciudad comenzando a tener una practica profesional para ya pronto comenzar su propio estilo de pintura y posiblemente en un tiempo dar a conocerse en una galería, luego de cuatro años.

(...)

Era una noche de primavera, la brisa comenzaba a sentirse de a poco menos tibia, obligando a sam estar con un abrigo, no grueso pero lo suficiente para no sentir escalofríos. La brisa era suave y movía algunos cabellos de la castaña, que estaba sentada en una banca en la casa de campo, apoyando sus codos en sus rodillas y su mentón en sus puños. No había sido un buen día, al parecer su talento en la pintura no era impresionante o sobresaliente y parecía resultar ser sólo otro pez en el mar y si no fuese suficiente, estaba ahora batallando con su madre por haber decidido estudiar arte en vez de medicina. Sentía un dolor en el pecho mientras inhalaba y exhalaba, no podía aguantar más en esa casa, eso la estaba matando.

(...)

Era una tarde de primavera, el sol estaba cayendo, dejando un sinfín de lindos colores en el cielo. La brisa era suave y movía algunos cabellos de sam, que estaba sentada en el balcón de su departamento, mientras tomaba un té. Luego de otro año ahora vivía sola en un apartamento en el centro de la ciudad, no era muy espacioso, pero era suficiente para tener paz mental de la tóxica de su madre y para crear cuadros ahora sin barreras e interrupciones constantes, y es que ya se había recibido de artista en la academia. ¿sobre baji? a medida que los años pasaban se convertía en un recuerdo, y cuando ya hubieron pasado cinco años era tan difícil de recordar como a un sueño luego de que algo te lo recordase, menos cuando amistades como hina o emma ya habían desaparecido hace un par de años. Así como gente se iba de su vida, no necesariamente en discordia, así nueva gente llegaba.

(...)

Seis años después era nuevamente otra tarde de primavera, el sol estaba cayendo, dejando un sinfín de lindos colores en el cielo. La brisa era suave y movía algunos cabellos húmedos con lágrimas de sam, que estaba sentada en el balcón de su departamento llorando, mientras bebía vino. Cuando hubo arreglado su relación con su madre, ésta le convenció finalmente de conocer a alguien quién podría hacerle de sostén tanto económico y social. Un hombre de cincuenta años quién buscaba una esposa. Si bien era viejo, no recibiría cualquier cosa y por cosa me refiero a mujer, y es que, hablábamos del ministro de seguridad de todo el país y la castaña había decidido aceptar la "oportunidad" y al hacerlo se dio cuenta que indiscretamente aceptaba que había fracasado al momento de tomar las riendas de su vida e independencia. Resultaba estar hundida en deudas, viviendo prácticamente en dieta y no por estética, sino por falta de dinero, y nadie parecía interesado en el arte últimamente.

Ese día se despertó cerca de las 10 de la mañana, se preparó el desayuno y podía sentirse extraña. No sabía el por qué. Tomó su celular, abrió pinterest mientras buscaba motivación, de pronto se fijó en la fecha: 03/11. Y luego de más de un año recordó a Baji.

Sonrió por lo bajo mientras devolvía la pantalla del celular contra la mesa y bebía su café matutino. Se preguntaba qué habría sido de él, ¿seguirá con la chica?, ¿habrá dejado la carrera?, luego de tales pensamientos recordó a sus amigas: emma y hina, ¿qué habrá sido de ellas?

Una vez acabó de desayunar su mente se despejó y dejó de pensar en eso. Ya no era importante, tenía una cita para la cual arreglarse, pero, aún así esperaba que al resto le estuviese yendo mejor, por lo menos mejor que a ella.

favorite crime; keisuke baji || htrsxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora