28. primera vez.

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Luego de que adam buscase frenéticamente medicamentos para contrarrestar el efecto de la droga en sam, finalmente pudo lograrlo, restableciendo en lo posible a la chica y una vez estuvo bien del todo, acordó con Hinata que lo mejor sería que se quedara con él, por lo que precedió a llevarla a su hogar, por suerte su casa era enorme y su padre estaba fuera de casa y su madre ya dormía fajo los efectos de las pastillas.

Ahora sam estaba algo desorientada, sin embargo los brazos del rubio eran su sostén y guía al bajar las escaleras y luego ir saliendo de la escandalosa fiesta.

—hey.—adam sintió como un fuerte agarre lo detenía en su brazo, haciéndolo girar sólo a él a ver de quién se trataba, y no era nadie más que su competencia de hace un tiempo.—pobre de ti que la toques.—advirtió baji con odio en la mirada, a quién adam observó amenazante también de vuelta. Adam no sabía que había sucedido entre ellos, pero intuyó que baji no debió de haberse portado bien, por lo que evitó palabras que hubiesen desencadenado una pelea frente sam y sólo soltó una sonrisa burlona mirando al pelinegro de pies a cabeza.

—¿q-qué pasa?—preguntó la castaña notando la demora queriendo girar su rostro y ver que sucedía, pero fue impedida de inmediato por el rubio.

—tranquila, no es nadie.—respondió el rubio dando una última mirada de desprecio a baji, quién apretaba su puño de rabia e impotencia. 

(...)

—si quieres puedo ir a dejarte a tu casa, o a la de hina.—decía mientras ayudaba a subir las escaleras a la castaña, y es que ahora estaba mediamente mejor y consciente y quizás ella prefería no estar en su casa, sin embargo el tacto aún no lo recobraba del todo.

—ni me la nombres.—sam maldecía en su mente a hinata por haberla llevado, aún cuando ella no quería, además de haberla dejado sola, por lo que su humor y forma de pensar era nueva.

—no deberías enojarte con ella, estuvo muy preocupada.—defendía a tachibana el chico, quién abría la puerta de su habitación para guiarla hasta sentarla sobre su cama.

Sam ignoraba lo que él decía, sólo recorría con la vista la habitación para luego detenerla sobre adam, quién miraba algo incómodo la situación con sus manos en sus caderas, frente ella. La castaña lo observó un buen momento. De pronto una sonrisa y suspiró escaparon de sus labios, por lo que evitó el contacto visual del chico cuando se escuchó.

—¿qué?—preguntó medio riendo.

—no es nada.

—vamos, ¿qué sucede?—insistió.

Sam suspiró mientras ahora se quitaba sus zapatos, agachando su rostro al suelo.—gracias, adam.—confesó finalmente.

—déjame, te ayudo.—dijo hincándose a desabrochar sus tacones sintiendo ahora de cerca el rostro femenino, su perfume y toda su esencia, lo que jamás lo había dejado indiferente, todo lo contrario, algo nervioso, y sam sabía que provocaba eso en él.

La castaña comenzó a inspeccionar el rostro ajeno, mandíbula marcada, labios rosados y finos, seguidos por una nariz recta y angosta pero tosca y varonil, en la que seguían unas polcas azules que a veces eran celestes, bajo unas cejas castañas bajo un cabello rubio. El chico por su parte paraba su vista sobre los labios de Sam, que estaban tan rojos, vivos y gruesos, y desde que la conoció que había querido probarlos.

Sam sintió como sus labios eran golpeados suavemente por los de adam, sin embargo sintió el despliegue de inmediato.

—disculpa. sam, lo sien-—no alcanzó a terminar cuando la chica cerró los ojos y apuntó sus labios al encuentro de los ajenos, quienes tardaron en reaccionar pero lo hicieron finalmente, correspondiendo el beso.

Sam pudo sentir como la adrenalina viajaba por su pecho y sus extremidades y artificialmente llenaba su vacío interno.

¿se habrá sentido así baji besando a hera?

Se preguntaba mientras tomaba al chico por su mandíbula y cuello atrayéndolo sobre ella y sobre la cama.

Las manos del chico se apoyaban a los costados de los hombros de sam, así sosteniendo su cuerpo sobre el de ella, sin cargarlo sobre, y a medida que el beso subía de tono el tacto de la castaña no tardaba en dirigirse a la blusa del chico y finalmente quitarla. Los besos húmedos del rubio bajaban por el cuello ajeno llegando hasta sus senos, mientras en tales montes comenzaba a succionar lenta y cariñosamente la voluptuosidad de sam, mientras que por otra parte ella arqueaba su espalda dándole total libertad de acción. Cuando sus labios hubieron llegado a la punta la chica mordía sus labios, pegando el rostro ajeno contra su pecho. Entendiendo a situación, sabiendo adónde se dirigían y no satisfecho con eso, pasó su mano por la espalda de sam, sintiendo el cierre para bajarlo, y cuando la chica no manifestó impedimento alguno, por el contrario, lo ayudó, fue cuando bajó el apretado vestido, viéndola ahora en ropa interior. Por un momento quedó quieto, como admirando cada parte de ella, hasta que su apreciación fue interrumpida por el frente de sam, y es que se acercó a atraerlo hacia ella, cayendo ambos nuevamente sobre la cama.

—¿estás segura?—preguntó jadeando adam, buscando en una respuesta en cada lugar del rostro ajeno.

—sí.—respondió mirándolo sonriente.

El chico se separó y sacó de su mesa de noche un preservativo, lo sostuvo con su palma y volvió luego sobre sam a repartir besos en su rostro, cuellos, y pechos, inmovilizando ahora entre sus manos sus antebrazos contra la cama, pudiendo sentir con sus labios y lengua cada parte de ella, finalmente.

Los gemidos de la chica eran confirmación y motivación para seguir, pero aún quería probar cosas que le aseguraran que ella estaba pidiéndolo, por lo que aún con pantalones interpuso su rodilla en la feminidad de sam mientras que sus labios iban a la punta más alta de su cuerpo, redondeándola. Los suspiros y agitaciones de aceptación de sam le concedían el permiso.

La soltó y se reincorporó de rodillas frente ella para ahora bajar su cremallera y poder utilizar el preservativo, miró de reojo a sam, pero ella miraba algo nerviosa y ansiosa el cielo raso de la habitación. 

¿habría sido así con baji?

Pensó mientras ahora nuevamente el rubio se ubicaba sobre sam, pero esta vez sin separar las pieles, estaba sobre y cerca de ella, quién adam notaba que cerraba los ojos, infirió que sería por los nervios.

Antes, creyó optimo besarla apasionadamente, quería verla, pero sus ojos estaban cerrados, sin embargo su boca correspondía cada beso, su lengua cada baile y su aire cada gemido. Luego, a medida que lamía y dejaba besos en su cuello comenzaba a introducirse en las paredes de la chica a la que tanto amaba, sintiendo sensaciones jamás antes experimentadas y como lo apretaba.

Sutilmente soltaba gemidos graves mientras disfrutaba de los gemidos de la castaña, que lo bañaban en delirios.

—s..sam.—gemía frunciendo el ceño buscando su mirada, sin embargo no la encontraba.—¿t-te gusta?

las respuestas de sam solo se resumían a jadeos, y gemidos mientras confirmaba, sin embargo le incomodaba a adam no ver sus ojos, pero se despreocupó de aquello cuando sintió las manos de la chica en su mandíbula, guiándolo a besarla desesperadamente y ser capturado por los labios carnosos de la chica.

en una estocada sam soltó un gemido que fue música para los oídos del rubio.—¡b-baji!—fue suficiente para que la música acabase.

Adam se detuvo al instante, perdiendo el ánimo y cualquier estímulo, su mirada fue directamente a los lados de su cama, mirando a la pared, para luego tragar saliva y retirarse del cuerpo que jamás le correspondió.

Finalmente sam al sentirse vacía y haber razonado lo que había soltado abrió por fin los ojos, y por completo, encontrándose con una mirada desconcertada.

—que hayan jugado contigo no significa que puedas hacerlo con otros.—sentenció el chico demasiado triste mientras trataba de tragar ese nudo en su garganta.

—A-adam.—llamó a punto de romper en llanto  al chico que se retiraba de su propia habitación.—maldición.—gruñó mientras lagrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas.


favorite crime; keisuke baji || htrsxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora