35. Juntos.

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—¡Dios!—exclamó Akemi mientras rompía la distancia para darle un gran abrazo.—creí jamás volver a verte.—dicho eso se detuvo frente Sam para tomar sus mejillas y mirarla fijamente.—luces igual de joven y hermosa como la última vez que te vi.—miró con orgullo a baji al lado de la chica.

Akemi, la madre de Baji estaba en el país de viaje y su hijo había reservado una mesa en un prestigioso restaurant en la ciudad. Sam notaba como Akemi lucía diferente, podía identificar algunos años pasar por su rostro, sin embargo se notaba auténticamente feliz, y según contaba había encontrado el amor en el extranjero. 

Pero no solo venía a vernos, sino que venía por trabajo, como recordarán era una artista de casa y no tan prestigiosa o popular, pero como sabrán, nadie es profeta en su propio tierra, por lo que el éxito y reconocimiento lo encontró fuera del país, fue tanto así como prosperó que había venido en busca de una embajadora de la prestigiosa academia que dirigía fuera. 

Traía mucho trabajo para delegar.

Akemi miraba a ambos jóvenes dotados de belleza, ¡no aguantaba las ganas de que tener un nieto!, ¿sería como su hijo?, ¿sería como sam?, ¿tendría el cabello negro o castaño?, ¿ojos café claro como baji, o purpuras como sam?, no importaba finalmente la apariencia, porque la esencia de ambos junta en una persona sería la mejor herencia que podría haber dejado.

De pronto Akemi observó la escena, ver a su hijo médico veterinario, estable económicamente ver mientras comía sonrosado a la chica hermosa de su lado, quién lo miraba como en los 17 años, con ojos brillosos, Akemi no tendría que preocuparse como algunas de sus amigas por su nuera, pues, tenía certeza de que era una buena mujer, y una excelente, puesto que reconocía que sam desde la adolescencia que ayudó en sus estudios a baji sacando lo mejor de él en varios sentidos, algo que a ella le costó. Pero también podía verse asimisma, podía sentirse realizada al ver la mesa compuesta por los tres.

Al llegar el postre, decidió comentarle a Sam la oferta de trabajo, la paga era buena, sería haciendo algo en lo que podría demostrar su talento, disposición y compromiso con el arte, y de hacerlo excelente, recibiría el reconocimiento explícito merecido.

La castaña tapó sin creérselo su boca. Miró atónica a baji y luego a akemi.

—no sabe lo agradecida que le estoy.—dicho eso hizo con su rostro una reverencia frente ella.—prometo no decepcionarla.

Antes de que terminara el postre y la cena en general Akemi le comentó sobre lo que necesitaría, su arte y disposición para organizar una exposición y academia, el sueldo era suficiente pero el trabajo agotador y exigente.  Sam no se opuso, sino que se animó aún más, sentía como si hubiese estado en stand by por mucho tiempo, viendo la vida pasar frente mientras que ahora sentía que el mundo por fin le sonreía.

Al acabar la cena Akemi regresó al hotel donde se hospedaría por un par de días, mientras que Baji y Sam regresaban juntos al departamento de Sam.

—me habría gustado atenderla aquí.—decía al entrar.—pero es muy pequeño el espacio.—confesó mientras dejaba su abrigo a un lado y quitaba sus zapatos al entrar primero que el pelinegro.

—tranquila, ella de seguro está bien,—respondió baji aliviando el deseo de la castaña mientras detrás de ella también se quitaba el abrigo y calzado, para luego junto a ella ir a su habitación.—hablando de eso, quería comentarte algo.

Sam quedó quieta mientras quitaba su blusa, miró extrañada la situación y no se imaginaba algo.—¿si?—preguntó para que el pelinegro prosiguiera.

el chico miró a su chica en brasier mientras lo miraba atento.—como tendrás un sueldo, creo que deberíamos movernos, o sea, mudarnos, sam.

—claro, pueden haber otros departamentos más comodos en la ciudad.—asintió motivada la chica mientras se metía en su pijama.

favorite crime; keisuke baji || htrsxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora