favorite crime; keisuke baji || htrsxl.

37. Amamantar.

—puje por favor, sólo un poco más.—decía el médico rodeado de obstetras durante el parto de sam cuando se irrumpió una puerta.

—¡donde carajos está baji!—gruñó una sam llena de venas en su rostro, transpirando a más no poder mientras pujaba con todas sus fuerzas.

—¡llegué, permiso!—sam reconoció la voz y al verlo pujó como nunca debido a las diversas emociones encontradas.—¡yo soy el padre, permiso!—gritaba mientras corría a la escena vestido con el protocolo de sanidad.

—¡se está asomando!—gritó el médico algo nervioso, quién era de edad cercana a la de los chicos, lo que había traído avergonzada a sam.

—mi amor, disculpa el re- re-—tartamudeó, sin embargo su atención se fue a la entrada de sam que estaba siendo salida de su herencia.

Al verla de tal manera dilatada, ensangrentada, rara, no aguantó más y se escuchó como si de un saco de papas se tratase cuando cayó desmayado a peso muerto al suelo.

—los brazos, los brazos.—decían las enfermeras mientras que las asistentes de parto se encargaban de poner al pelinegro en una camilla.

Fue cosa de segundos para que el característico primer llanto cesara con el dolor de Sam.

—¡es un niño!

Un bulto ensangrentado y de color crema era tomado por el joven medico y entregado en su seno a la madre.

La chica guardó silencio y veía como el peso del bultito se sentaba y buscaba calor en su pecho, y como a medida que se acomodaba sobre ella se calmaba.

—está asustado porque está en el exterior.—decía carismáticamente una matrona.—pero ahora reconoce los latidos de su madre y busca protección.

Sam escuchó eso y la respiración de quién ahora era su hijo.

(...)

Luego de que Baji despertara y conociera a su hijo no dejaba niun momento sola a sam y a su hijo, pero había un problema.

—señora, debemos inscribirlo.—decía una asistente del hospital.

—claro, claro.—respondieron enseguida.—denos un momento por favor.—dijeron sudando de nervios, y es que aún no tenían un nombre para su hijo.

—supongo que te tardaste buscando un nombre.—gruñó sam.

—como sea no vamos a ponerle como tu abuelo, sam.

—pues tampoco "Thor", baji.

—él se enterará de que le evitaste un gran nombre.

—en fin.

—sam,—llamó baji acercandose a la camilla a sentarse a su lado.—¿y si mezclamos nuestros nombres?

la chica lo miró confundido y mientras pensaba mezclas arrugó su rostro reprobando la idea.

—¿bajam?

—no, ridícula. podría ser algo como...

—¿saji?

—mmmh, no.—negó el pelinegro.

—¿bam?

—¿Cómo bambam?

mientras un silencio procesaba ese nombre entró sin paciencia la asistente.

—necesitamos el nombre.

—¿entonces "Bam"?—preguntó baji.

—se lo podrá cambiar cuando sea grande.—se encogió de hombros sam, aceptando la oferta.