30. Tsuki.

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—luces preciosa esta noche, sam.—comentaba Ryu luego de correr la silla para que la castaña tomara asiento.

—Gracias, Ryu.—respondió en un susurro sam.

—¿sabías que precioso viene de precio?—seguía comentando y no le quedaba otra opción a la chica que mostrarse curiosa.

Era invierno.

Habían pasado cerca de 7 meses desde la última brisa de primavera en su balcón y que conocía a Ryu, pero hace una semana exacta que Ryu le había ya propuesto matrimonio a Sam frente toda su familia y la de ella.

Ya estaba dentro del juego y no había salida, menos cuando la boda se realizaría dentro de un mes, y es que Ryu no aguantaba las ansias de estar por fin con Sam en una casa en intimidad y finalmente estar acompañado de una figura femenina casera.

—no, no sabía.—respondía cabizbaja la chica mientras veía como el hombre dejaba su mano sobre la mesa y hacía un ademán pidiendo la de la chica, por lo que lentamente sam levantó su mano sobre la mesa para entrelazarla con la de él. Podía sentir los bosques de vellos en sus largos y arrugados dedos.

—como todas o la mayoría de palabras "preciosa" proviene del latín, que significa "objeto de gran valor"...,como precio o recompensa.—decía mientras sam lo miraba triste, dándose cuenta que sólo eso era; un objeto.

Y lo peor es que ella se dejaba tratar como uno.

pero es que, ¿tenía otra alternativa?

—es...es muy interesante.—afirmó perdida en sus pensamientos.

—¿estás bien, sam?, te noto algo distraída,—decía soltando la mano de la chica para leer la carta—seguro deben ser los nervios.—confirmó para si mismo. 

—seguro.—mencionó fingiendo una risa mientras cruzaba miradas.

(...)

Volvió a su departamento cabizbaja y cargando sus tacones entre sus dedos mientras intentaba abrir la puerta, pero no encontraba las llaves, por más que las buscaba bruscamente dentro de su pequeña cartera no lograba encontrarlas.

—maldición.—gruñó arrugando su rostro enfadada para finalmente explotar y azotar su bolso de mano contra la puerta de su apartamento una y otra vez, mientras ahora comenzaba a sollozar de rabia y pena.—me odio tanto.—sollozaba mientras arrastraba su espalda contra la puerta hacia el suelo. 

¿Qué otra alternativa tenía?

Luego de pasar varios minutos llorando con las manos en su rostro, en medio del silencio, frío y oscuridad un maullido la sacó de sus pensamientos haciéndola poner su atención sobre un gato que paseaba rodeando su escena de penuria. El minino se acercó a oler a al chica y finalmente se recostó cómodamente entre sus piernas cruzadas sobre el suelo.

De pronto a Sam le llegaron recuerdos de Tsuki, el gato que con un antiguo amigo rescató, o algo así, que finalmente huyó de casa un día y no volvió jamás.

Como se encontraba en la estación más fría y húmeda del año invitó al gato a pasar a su departamento, claro una vez pudo encontrar las llaves. Notó como extrañamente el minino entraba sin presiones y como subía a un sofá a enrollarse.

—claro, sin cuidado.—decía sam mirándolo tan cómodo, en casa de una desconocida bastante entrado en confianza.—"quién como tu"—pensó mientras se quitaba el vestido, quedando en ropa interior para ir a darse una ducha.

Llenó la bañera y hundió su cuerpo y rostro bajo el agua, cerraba los ojos para sentir como nada podía interrumpirla.

¿y si dejaba de respirar?

favorite crime; keisuke baji || htrsxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora