cuarenta y nueve

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Adoro tus manos, y más cuando están junto a las mías.

Esta mañana salía del gimnasio, cabreada porque me había salido mal una prueba. Todo me sale mal allí dentro.

Tenía los ojos llenos de lágrimas de la impotencia que sentía, pero te he visto a ti y me he tenido que tragar las lágrimas.

Caminabas hacia mí y cuando has pasado por mi lado, me has agarrado de la mano, pasando de largo y sin dejarme ir.

¿Sabes qué, Vincenc?

Me has hecho pensar que quizá te pasa como a mí, que no quieres soltarme e irte a otra parte donde no esté yo.

Después he vuelto a la realidad y ese pensamiento se ha desvanecido.

Vincenc GambelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora