Vincenc Gambel

veintiocho

Vincenc Gambel,

No me pones nada fácil hacer ver que no existes. Nada fácil.

Hoy, te he visto pulular por los pasillos. Ibas de un lado a otro, pero he mirado hacia otra parte y no me he centrado en ti. Lo he conseguido. Increíble, ¿verdad?

Después, en la maravillosa clase de francés que compartimos, te has acercado a mí con una sonrisa en la cara.

¿Qué te ha pasado? ¿Por qué te has acercado a mí y encima sonriéndome?

Has estado hablando conmigo, diciéndome que no estabas enfadado conmigo. No me lo he creído, pero te he dicho que vale. Que poco convencedor que eres.

Durante la clase, tú y tus gestos me han puesto de los nervios. ¿Era necesario pasarte la hora hablando y haciendo estupideces con Clea Grint. De verdad, no sabes cuánto odio a esa chica.

Al acabar la clase he salido corriendo, y me he apoyado en la pared. Estaba demasiado mareada. Entonces te he visto salir de clase y me mirabas, hasta que me has visto apoyada y te has acercado.

Vincenc:
Eh, ¿qué te pasa?

Minna:
Estoy muy mareada, no es nada.

Vincenc:
¿Que estás resfriada?

Minna:
¡No! ¡Mareada!

Te has reído y me has pasado la mano por el brazo, diciéndome que me recuperara. 

Pero entonces, la querida Clea ha aparecido y prácticamente te ha arrastrado lejos de mí.

Odio que te juntes con ella porque te aleja de mí, Vinc. 

Te aleja de mí y tú no te das cuenta.