#6 + LA PRINCESA ES PRINCESA APESAR DE TODO +

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#6 + LA PRINCESA ES PRINCESA APESAR DE TODO +






El bendito lunes había llegado y era un pésimo lunes, tendría que cumplir la apuesta que le hicimos a Aslan y llevar los zapatos horribles de bolos que para nada eran cómodos.

Vi mi aspecto en el espejo y realmente me miraba hermosa a excepción de los feos zapatos,  no me quería imaginar cómo sería si alguna revista me pudiera captar con semejantes zapatos. Seguramente sería repudiada y expulsada del grupo virtual de Fashionistas & Fashionistas, pero eso no sería todo sino que sería lanzada a un basurero sin derecho a salir durante un año.


Suspiré antes de tomar mi bolso y bajar las escaleras, hoy en especial la casa se encontraba sola. Papá no estaba debido a su guardia y mamá había retomado sus cosas en la asociación, solo me encontraba yo y Laura mi empleada.

—Señorita buenos días, el desayuno está servido.

—No voy a desayunar pero gracias.

Iba a darme la vuelta pero vi la mirada de Laura clavada en mis zapatos.

—Señorita usted se dio cuenta de los zapatos que lleva puesto hoy, no es que sean feos pero... —las palabras quedaron atoradas en su garganta y ella llevó su mano a la barbilla.

—Obvi que los vi, son lo último en Europa ¿A poco no son lindos Laura?.

La vi a la cara y ella asintió.

—Muy lindos señorita.

—Bueno me voy y dile a mamá que se acuerde de mi encargo.

—Claro señorita, que tenga un excelente día.

—Gracias Laura.


Me di la vuelta y salí con dificultad de la cocina, aún no me acostumbraba al bastón ni al aparato en mi pierna que me hacía ver como una Transformers.

Salí de mi casa y opté por tomar un taxi, hoy no estaba mi papá y lo más seguro es que regresara tarde.
Llegué a buen tiempo al instituto, estuve a dentro del taxi meditando si salir o regresarme a casa ya que mi super calzado no era lo más fashion del mundo.

—¿Señorita va a bajar o qué? —el taxista se dio la vuelta y me observó con mucha curiosidad.

—No, digo si por supuesto, ya voy —respiré profundamente antes salir a mi infierno.

«Por Dios apúrate niña, sabes que aunque tardes un millón de años en salir te verás igual de ridícula que ahora»

«Así que date prisa»

—Puedes callarte un segundo que me pones nerviosa, además no tienes que ser igual de cruda que los mariscos que odio.

Al terminar de hablar me di cuenta que el taxista me quedo mirando muy raro como si yo estuviera loca.

—No estoy loca yo hablo con... Bueno realmente que le importa, si estoy loca o no y... —Comencé a hablar como loca, como tenía de costumbre. —¡Basta ya saldré!

Baje del taxi con dificultad, estos estúpidos zapatos no ayudaban en nada y me hacían ver ridículamente mal. Comencé a caminar a la entrada y en el aparcamiento todos me quedaban mirando, uno que otro comenzó a reírse de mi y a murmurar sobre mi genial calzado.

"Ya viste esos zapatos, seguramente se los robo de los bolos" "Ella es la reina de la ridiculez"  "Pobresita seguramente con el año en coma perdió por completo la mente"  "Para ridículas solo ella"

100 Días para enamorarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora