#13 + T-A-D-E-O +

109 13 3
                                    

#13 + T-A-D-E-O +







—¿Te gusta el chocolate caliente con leche?... —le pregunté en medio de la oscuridad.

Esperé su respuesta unos segundos, pero no hubo ninguna.

—¿Y entonces?... —insistí.

—Y entonces si no te callas tendré que correrte de mi habitación, eso va a pasar. —su respuesta me sacó una sonrisa, al parecer había vuelto el ogro.

—¿Eso es un no? —dije, y me reí por lo bajo.

—Eso es un cierra la boca Reynolds.

—Bien.

—Claro.

—Genial.

Permanecimos en silencio en medio de la oscuridad de su habitación. Jamás pensé que Aslan se comportaría de esa manera cuando le conté sobre la infidelidad de mi padre, él no dijo ninguna palabra de consuelo pero en cambio dejo que lo abrazara y me abrazó a mi. También me ofreció asilo en su casa y me prestó su ropa para evitar que me enfermara, y era por eso que estaba aquí; en su habitación y en su cama. Aunque él se había quedado en la cama de a lado.

—Aslan... —volví a hablarle.

—Mmmmm... —emitió un sonido con la boca.

—¿Crees que nos padres se divorcien?.

—No lo sé Reynolds, mejor ya duérmete.

—No tengo sueño.

—Pero yo sí, ah sí que ya duérmete. —iba a responderle pero no me dejó— Y no digas una palabra más.

Nos volvimos a quedar callados, trate de cerrar los ojos para dormir pero no pude.

—Aslan...

—Reynolds por Dios cierra la boca o tendré que sacarte de mi habitación, no me va a importar que sea de madrugada asi que por favor cállate.

—Solo iba a decirte una última cosa y ya me duermo.

—Dime. —exclamó molesto.

—Gracias, gracias por permitir que me quedará contigo.

Después de mis palabras solo hubo un silencio, Aslan no dijo nada más y yo intenté dormir en una cama que no era la mía. Pero con Aslan a mi lado todo era diferente.

Al abrir los ojos me asuste al ver qué había amanecido en una habitación que no era la mía, pero al recordar todo lo que había pensado supe que no estaba en mi habitación sino en la de Aslan. Me levanté de inmediato esperando encontrarlo pero no estaba, no había rastro de él, estaba yo sola en la habitación.

De repente la puerta se abrió y la señora que me había abierto la puerta la vez pasada entro a la habitación y me sonrió como sin nada.

—Buenos días cariño. —me sonrió— ¿No me digas que te desperté?.

—No, para nada señora ya estaba despierta.

—Ok, aquí te dejo tu ropa por si quieres cambiarte. —saco de su cesta mi ropa doblaba y la dejo en la cama.

—Y... Amm yo... —quería preguntarle por Aslan pero ni siquiera pude mencionar su nombre.

—Si quieres saber de Aslan, él salió muy temprano y solo me dijo que te trajera tu ropa. ¿Necesitas algo cariño?...

—No gracias.

—Ok entonces me retiro.

Me sentía decepcionada y triste, Aslan se había ido sin decirme nada y eso me hacía sentir como si me hubiese usado y después despechado a la basura. No entendía porque me sentía de esa manera con él.
Tomé mi ropa y me vestí, no me sentía nada cómoda estando ahí y lo único que me apetecía en ese momento era regresar a casa.

100 Días para enamorarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora