#8 + UN ABISMO, UN TRATO Y UNA TONTERÍA +

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La oscuridad me envuelve, un enorme silencio hace eco en mis oídos. No hay nada, no hay nadie, solo soy yo y el vacío del lugar en el que me encuentro.
Quiero gritar con todas mis fuerzas y pedir ayuda, pero ningún sonido sale de mi boca. Es como si no pudiera hablar y eso me aflige mucho más. Quiero que alguien me ayude, quiero que alguien me rescate del abismo en el que me encuentro, siento que voy a morir y siento como mi corazón cada vez se aflige mucho más.

No hay ruido, solo estoy yo completamente sola y las lágrimas comienzan a resbalar por mi mejilla. Mi mente está en blanco pero lo único que no se puede borrar es el enorme pánico y miedo que me invade por completo.

—«Bambi»

Escucho una voz a lo lejos, volteo a ambos lados buscando a la dueña de aquella voz pero no veo a nadie. La voz se vuelve a escuchar.

—«Bambi, Bambi no debes temer que soy yo»

Volteo a ambos lados para ver si logro ver a la persona que me habla pero no puedo hacerlo, todo es muy oscuro y no puedo ver nada.

—«He venido por ti Bambi, al fin nos vamos al lugar que perteneces»

«Al fin recibirás lo que verdaderamente mereces y es por eso que he vendió por ti»

Sus palabras me asustan, y el solo hecho de escuchar su voz hace que la por se me eríze. Me quedó quieta cuando veo una pequeña luz roja a lo lejos, esa luz roja poco a poco se viene acercando. Con ella un enorme calor y un vacío que cada vez se hace más enorme, quiero hablar pero no puedo hacerlo.

—«Bambi, mi pequeña Bambi. Puedo oler tu miedo desdé aquí y no debes sentirlo ya que vendrás conmigo»

La luz roja continúo acercándose a mi, y cada vez que se acercaba podía ver la figura de una mujer; una mujer que venía vestida con un vestido largo color negro. Su presencia hacía que mi inquietud aumentará cada vez más y que mi miedo creciera.

La mujer se acercó por completo, la luz roja que desprendía nunca se apagó. Su vestido negro cubría todos su cuerpo, su cabello largo y negro llegaba hasta sus pies y sus ojos fueron lo que me impactaron por completo ya que no habían ojos. Ella no tenía ojos y en su lugar unos profundos agujeros negros que al verlos directamente te hacían perderte en un profundo abismo del cual era imposible liberarse.

Bajé la mirada e intenté no mirarla, no quería verla, no quería perderme en ellos.

—«Bambi mírame, Bambi mírame»

Me negaba hacelo, no quería verla y no quería hacerlo. Quería que alguien me ayudara y en mi mente comencé a mencionar el nombre de Luz, necesitaba que Luz estuviera conmigo y que no me dejara.

—«¡Bambi he dicho que me mires a los ojos!»

Ella me tomó de ambos brazos y al sentir su tacto mi cuerpo comenzó a temblar, mi cuerpo comenzó a arder como si se estuviera quemando y un dolor profundo se esparció por mi cuerpo.
Volví a mencionar a Luz en mi mente, la necesitaba.

—«Ella no va ayudarte más jajajaja» —comenzó a reírse como loca—«Ella te a abandonado, ella jamás va a volver contigo porque tú no tiene vida ni mucho menos un buen corazón» —hizo una pausa— «Haz pérdido y te toca pagar las consecuencias»

Volvió a jalarme de los brazos, la mujer intentaba llevarme con ella apesar de que yo no quería.

—«Tienes que dejar de luchar Bambi, tu has perdido y ya es demasiado tarde»

Me negaba aceptarlo, me negababa a ir con ella. No podía hacerlo, jamás dejaría de luchar y yo no iría con ella.
La mujer siguió jalándome yo retrocedía, ambas comenzamos a luchar hasta que una luz cayó desde arriba y se puso a nuestro lado.

100 Días para enamorarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora