Leon y Chris tomaban una cerveza acomodados en los sofás de la casa. Apenas eran las cuatro de la mañana, pero ninguno de los dos tenía por costumbre dormir demasiado. Así que, cuando Chris había llegado a la casa pasadas las tres, Leon ya lo aguardaba contemplando la negrura de la noche desde una de las ventanas. Chris había aprovisionado la casa de todo tipo de comida, suficiente para mantener a Claire y a Leon durante un mes entero, si fuera necesario. También había llevado al agente uno de los potentes ordenadores portátiles de la B.S.A.A. Ahora, los dos compartían una conversación relajada.
—¿Qué estáis investigando? —Leon preguntó a Chris, curioso—. Si pretendías mantener secretos conmigo, no haberme traído aquí, ni haberme confiado la seguridad de tu hermana —añadió, al ver que el Comandante de la B.S.A.A. no se decidía a hablar.
—Tienes razón —aceptó, conciliador—. Estamos intentando localizar un laboratorio clandestino de Tricell en Piedras Negras, México. Últimamente, en esa zona se han sucedido varios episodios menores de ataques zombis. Y varios empleados de MX Farma, una de las empresas que componen Tricell, afincada en esa zona, han desaparecido.
Leon quedó pensativo, mirando el horizonte inexistente.
—Ya tienes el origen del virus que arrasó en el campamento de refugiados de Eagle Pass: el laboratorio de Piedras Negras que estáis buscando —afirmó, convencido.
—Pero eso es imposible. —Lo miró, sorprendido—. Si algo puedo asegurarte es, que llevamos meses controlando la frontera entre Eagle Pass y Piedras Negras. Por ahí no se puede haber colado el virus. Si hubiesen intentado pasarlo, lo habríamos interceptado inmediatamente.
—No, si se sabe cómo esconderlo.
—¿Qué estás queriendo decir? —Enarcó una ceja, mirándolo suspicaz.
—Que el cargamento de fentanilo que fue robado del almacén de la CBP en Eagle Pass hace más de un mes, no contenía ciento noventa y ocho kilos de fentanilo, sino el propio virus. Y que es algún topo infiltrado en la CBP, quien hizo un informe de incautación falso y luego lo robó con el fin de sembrar el caos en Eagle Pass.
—¿Insinúas que el cargamento que venía desde Piedras Negras fue interceptado a propósito? ¿Que estaba todo planeado?
—¿Te extrañaría? Os lo colaron frente a vuestras propias narices. Y fuimos los propios norteamericanos quienes lo introdujimos aquí.
—¿Pero quién...? —quiso saber, desconcertado.
—¿Recuerdas el caso Wilson, el del Exsecretario de Defensa, a quien se puso en busca y captura después de los acontecimientos de Penamstan y de la Casa Blanca?
—Por supuesto que lo recuerdo. Casi mató a mi hermana, el muy demente. Si no hubiera sido por ti...
—Ambos tuvimos suerte.
—En nuestro trabajo, la suerte no existe —declaró, rotundo.
Por un instante, Leon recordó a Jason sin rencor, pues aquella misma frase se la escuchó a él cuando Patrick, juzgándolo a la ligera sin conocerlo, achacó sus méritos a la suerte.
—Claire afirma que él fue mordido por Jason. Podría llevar muerto desde hace tiempo —Chris afirmó, interrumpiendo sus pensamientos, pensativo.
—¿Los zombis mueren? —bromeó a medias, mirándolo con sarcasmo.
—Joder... No. Y menos, si ese maldito no ha sido transformado. Si Tricell le estuviese proporcionando inhibidor...
Leon asintió con la cabeza, haciéndole ver que ya había empezado a comprender.
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☆꧁RESIDENT EVIL - SACRIFICIO꧂☆
RomanceSituada inmediatamente después de los sucesos de "Infinite Darkness". Hace tiempo que Leon Scott Kennedy, muy a pesar de sí mismo, ya no ve a Claire Redfield como una niña, sino como a una mujer fuerte y resuelta a la que está demasiado acostumbrado...