Claire y Rebecca estaban en la cocina, desayunando, cuando Leon bajó las escaleras. Vestía una camisa de manga larga, azul cobalto, con el cuello desabrochado y los puños de las mangas doblados hacia arriba, bajo un chaleco táctico. Un pantalón de traje oscuro, del mismo color que el chaleco, y un cinturón táctico con dos pistoleras en las que había enfundadas sendas Beretta, completaban su atuendo de agente.
Al verlo, tanto su esposa como Rebecca lo miraron atónitas, comenzando a preocuparse.
—¿Qué es lo que pasa, Leon? —Claire quiso saber, poniéndose en pie para cortarle el paso, preocupada.
—No te preocupes. —Sonrió, tranquilizador—. Llevo varios días estudiando el entorno de este barrio, seguro de que alguien nos está espiando.
Rebecca y Claire intercambiaron miradas de alarma y volvieron a concentrarse en él.
—Tan sólo son dos vecinos, quizá con demasiada curiosidad. Realmente, no sé de qué van ni de qué va todo esto; pero lo imagino. Y voy a ponerle fin ahora mismo. Estoy hasta las narices de esta situación y, si realmente quieren saber quién soy, se van a enterar —dejó claro, con cabreo.
—¿Qué vas a hacer? —Rebecca quiso saber, creyendo que él había pensado en algo drástico.
—Quitarles las ganas de espiar el hogar de mi familia para siempre, nada más.
—¿Vestido así? Son civiles, Leon, vas a hacer que se caguen de miedo —Claire objetó, preocupada.
—De eso se trata. —Dedicó a ambas una sonrisa perversamente satisfecha—. Vuelvo en diez minutos.
Pasó ante ellas, decidido, y salió por la puerta de atrás. Inmediatamente, las dos mujeres se apresuraron a acercarse a las ventanas de la casa, muertas de curiosidad.
Leon sabía que aquellos dos hombres estaban observando la parte principal de su casa en aquel mismo momento, mediante unos prismáticos, pues había visto el reflejo producido por sus lentes, en varias ocasiones, procedente de la casa de enfrente. La amenaza contra Claire no había sido neutralizada por completo todavía; así que, lo que él menos necesitaba en ese momento, es tener que preocuparse por un espionaje procedente de vecinos curiosos y descerebrados, que pudiera enmascarar la percepción de una amenaza real.
Alcanzó la casa de enfrente, sigiloso, asegurándose de no haber sido descubierto por nadie del vecindario. Todas las casas de aquella zona habían sido construidas mediante planos similares, por lo que poseían puertas traseras en las cocinas. Aprovechando este conocimiento, el agente se introdujo en la casa fácilmente, haciendo servir una ganzúa, como una sombra. Desenfundó una de sus pistolas, aunque estaba seguro de que no iba a necesitarla; pero el teatro debía ser representado correctamente, hasta su más mínimo detalle. Caminó con cuidado de que no encontrarse con personas inesperadas, tales como la esposa de alguno de esos dos imbéciles, o sus hijos. Pero parecía que allí no había nadie más que ellos. Cuando llegó a la sala principal, la que daba de frente a la calle, desde donde los dos hombres se dedicaban a espiar, se colocó a su espalda y permitió que el sonido del amartillamiento de su arma hablara por él, cuando apuntó a la cabeza de uno de ellos. Inmediatamente, fue testigo de un sobresalto por parte de ambos. Se trataba de un hombre que debería rondar los cincuenta años, junto a otro muy joven, quizá menor de edad, incluso. Conocía a los dos: el mayor era el dueño de la casa, propietario de una de las gasolineras de la zona. Y el menor era hijo del dueño de la tienda de ultramarinos que había cerca de allí.
—Levantad las manos y giraos; despacito —les ordenó, con la voz más fría y amenazadora que fue capaz de mostrar.
El más joven dejó caer los prismáticos, por el susto. Y al más mayor le temblaban tanto las manos, que ni siquiera pudo hacer lo mismo.
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☆꧁RESIDENT EVIL - SACRIFICIO꧂☆
RomanceSituada inmediatamente después de los sucesos de "Infinite Darkness". Hace tiempo que Leon Scott Kennedy, muy a pesar de sí mismo, ya no ve a Claire Redfield como una niña, sino como a una mujer fuerte y resuelta a la que está demasiado acostumbrado...