Apenas segundos después de que Jill se hubiese marchado, Leon se incorporó en la cama, cogió su móvil y marcó un número de teléfono.
—Hola, Al, soy Leon. ¿Qué tal todo? —el agente preguntó, logrando que Chris diese un respingo, cogido por sorpresa.
El moreno se quedó observándolo, atónito. Entornando los ojos, intuyó que su compañero no había estado dormido en ningún momento, desde que Claire se hubo marchado, algo que lo cabreó más, todavía.
—Me alegra saberlo. Nosotros hemos hecho lo que hemos podido; no disponíamos de demasiados medios, ni de mucho tiempo, tampoco. Aún así, por lo que me cuentas, parece que, con el derrumbe, el virus quedó prácticamente controlado —el rubio continuó, satisfecho—. Al... ¿tú crees que podrías acercarte a la base de la B.S.A.A. aquí, en Eagle Pass, y oficiar una boda?
Hubo un momento de silencio en el que Chris lo miró, ojiplático.
—¿Cómo que quién va a casarse? ¿Crees que te molestaría, siquiera, si quien fuese a casarme no fuese yo mismo?
En aquel momento, Chris sintió que perdía la respiración.
—Jamás te dije que no creo en el amor, sino que yo nunca lo encontraré —rebatió, con voz serena—. Sí... me mentí a mí mismo y te mentí descaradamente... Por favor, deja de psicoanalizarme ahora, y ven cuanto antes. ¿Lo harás? Conoces a la novia de oídas. Te aseguro que no te arrepentirás; responderé a todas y cada una de tus preguntas con sinceridad, no te preocupes. —Suspiró, armándose de paciencia—. ¿Que si la amo? ¡Joder! ¡Llevo casi una década amándola! —afirmó, apasionado—. ¿Y me has hecho pasar por todo este interrogatorio para luego decirme que estarás aquí en media hora? —reprochó a su interlocutor, jocoso, segundos después—. Gracias, Al. Jamás olvidaré este favor.
—No sé con quién vas a casarte hoy, Kennedy; pero no será con mi hermana —Leon escuchó la voz amenazadora de Chris, nada más hubo colgado el teléfono.
Habiendo temido una reacción parecida por parte de su amigo, se giró para mirarlo, sereno.
—Chris, no pasemos por esto, por favor —le pidió, con el corazón en la mano.
—Tú no lo entiendes, Leon. —Negó con la cabeza levemente, tozudo.
—¿Qué es lo que no entiendo?
—Claire se merece una boda de cuento de hadas, inolvidable en todos los sentidos... Ella es mi hermana pequeña, mi única hermana, mí única familia... —respondió, angustiado. Sin darse cuenta, había permitido que la congoja se apoderase de su corazón, de su mente y de sus recuerdos.
—Claire se merece todo lo mejor de este mundo y de todos los demás mundos que puedan llegar a existir —el rubio aseguró, tranquilamente—. ¿Pero acaso le has preguntado a ella qué es lo que quiere, qué es lo que desea ahora?
—Ella todavía está traumatizada porque creyó haberte perdido —le rebatió, negándose a ceder.
Y Leon le dedicó una mirada llena de reproche.
—¿Me estás diciendo que tu hermana, de veintisiete años, superviviente del desastre de Raccoon City, activista convencida y luchadora donde las haya, se siente confundida? ¿En serio? —le preguntó, con sarcasmo.
—Ella no va a casarse con un espía capullo como tú, hasta que yo lo diga —le dejó claro, haciendo valer su cabreo.
—¿De qué cojones me estás hablando ahora? —Leon exigió saber, comenzando a cabrearse también.
—Sé que has escuchado toda la conversación entre Jill y yo —lo acusó claramente.
—No tengo ni puñetera idea de qué me estás hablando. —Mantuvo su mirada, impertérrito—. Además, ¿vas a permitir que tu sobrino nazca sin que sus padres se hayan casado? —le reprocho, mordaz, sabiendo que acababa de atizarle un derechazo en plena mandíbula, pues tenía claro que su cuñado había escuchado a la perfección todo lo sucedido en el cuarto de aseo, entre Claire y él.
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☆꧁RESIDENT EVIL - SACRIFICIO꧂☆
RomanceSituada inmediatamente después de los sucesos de "Infinite Darkness". Hace tiempo que Leon Scott Kennedy, muy a pesar de sí mismo, ya no ve a Claire Redfield como una niña, sino como a una mujer fuerte y resuelta a la que está demasiado acostumbrado...