Ada Wong exhaló con resignación, molesta. Le había costado un tiempo precioso acceder a las impresionantes instalaciones subterráneas de aquella vieja y destartalada fábrica, en desuso desde el final de la Guerra Fría, demasiado pequeña en su parte visible como para poder moverse por esta sin peligro de ser detectada. Y ahora que lo había conseguido, precisamente, el recinto se había quedado a oscuras por completo. No podía arriesgarse a encender una luz que delatase su posición. Sabía a la perfección que se estaba moviendo por los dominios de Albert Wesker, un hueso tan duro de roer como ella misma, o quizá más.
Estaba segura de que su cliente, Wilson, el Exsecretario de Defensa de los Estados Unidos, estaba jugando a dos bandas en todo este asunto; tanto con Wesker como con ella misma, con el fin de asegurarse de que uno de ambos, fuera quien fuera, le sirviese en bandeja lo que quería: el cuerpo de Claire Redfield; con vida, preferiblemente. Así que, si Wilson le había pasado información sobre aquel laboratorio de alta tecnología bioorgánica perteneciente a Tricell, pidiéndole que arrebatase a Wesker su presa, es que el rubio estaba jugando con más de una baraja, también; o quizá más.
Tenía claro que no había sido detectada. Así que, aquel apagón no tenía nada que ver con su presencia allí. Aún así, debía permanecer alerta en todo momento. Y no olvidar el par de víboras con las que, una vez más, había decidido entrar en tratos. Había memorizado por completo el plano de las instalaciones que Wilson le había proporcionado. Por ello, su prioridad era acceder a la zona de contención de los sujetos de pruebas donde, sin duda, mantenían a la pelirroja secuestrada. El modo más rápido para hacerlo habría sido utilizar los ascensores. Sin embargo, con la caída del suministro eléctrico, aquella opción había quedado totalmente descartada. Y el acceso a las escaleras de servicio estaba justo al lado de la sala de control principal, demasiado transitada, sin duda. De pronto, aquel 'rescate' comenzaba a parecerle interesante, se dijo con placer.
Dejó transcurrir unos segundos, agazapada donde la oscuridad la había sorprendido; hasta notar que sus ojos comenzaron a adaptarse a la nueva situación, mostrándole retazos de sombras y no sólo oscuridad diáfana e infinita. Después, se concentró en visualizar en su mente cada detalle de la sala donde estaba. Y, con sigilo, comenzó a moverse.
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El 'click' inconfundible que anunció la apertura de la reja tras la que Leon y Claire se hallaban recluidos, puso en máxima alerta todos los sentidos del agente federal. En apariencia, la reja no había hecho más que abrirse debido a la pérdida de electricidad. Pero en un lugar sumamente secreto y peligroso como aquel, debía haber generadores auxiliares suficientemente equipados como para que, jamás, pudiese suceder un error de tamaña envergadura. Así que, a él, todo aquello le olió a trampa bien orquestada. Alguien los estaba invitando a salir. La cuestión era saber quién, porqué y para qué. Valoró la posibilidad de que ambos se quedasen dentro de la celda, aguardando los acontecimientos. Pero aquella opción, dado el enorme peligro que corrían, no ofrecía muchas esperanzas.
—No me sueltes —ordenó a Claire, apenas en un quedo susurro junto a su oído, mientras apretaba con fuerza la mano femenina que tenía cogida con la suya.
De pronto, el eco brutal y enardecido de un grito sobrehumano inundó sus oídos, acompañado de un fuerte estruendo que hizo temblar los cimientos bajo sus pies. En algún lugar dentro de aquel oculto complejo, algo grande, muy grande, y sumamente fuerte y poderoso, acababa de derribar, seguramente, las barreras que lo habían mantenido bajo control. De un modo involuntario, el cuerpo de Claire se estremeció. Ella también había llegado a la misma conclusión que Leon: un titán. Se abrazó al cuerpo masculino, preocupada. Y el rubio, por un instante, la estrechó entre sus brazos con fuerza, tranquilizador.
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☆꧁RESIDENT EVIL - SACRIFICIO꧂☆
RomanceSituada inmediatamente después de los sucesos de "Infinite Darkness". Hace tiempo que Leon Scott Kennedy, muy a pesar de sí mismo, ya no ve a Claire Redfield como una niña, sino como a una mujer fuerte y resuelta a la que está demasiado acostumbrado...