☆꧁RESIDENT EVIL - SACRIFICIO꧂☆

Capítulo 18 - Nuevos destinos 'explosivos'

Leon se estaba vistiendo con la ropa de calle que Claire le había traído. Ambos habían decidido regresar a Washington D.C., ya que el agente federal podía pasar su convalecencia allí, supervisado por los médicos de su propia Agencia. Claire era consciente de que él necesitaba estar cerca de su propio equipo para poder dirigirlo a su gusto. Así que, había sido ella misma quien le había propuesto regresar, habiéndolo notado inquieto, a pesar de que él no le hubiese dicho nada al respecto. Un helicóptero de la Agencia venía ya de camino, para recogerlos. Por ello, ella había ido a recoger sus escasas pertenencias, que había reunido allí durante la corta convalecencia de su esposo.

Chris entró en tromba en el cuarto y al ver a Leon vistiéndose lo observó, cogido por sorpresa.

—No es necesario que siga estando aquí para recuperarme —Leon argumentó, dándose cuenta de que su cuñado lo miraba, preocupado.

Chris asintió con la cabeza, totalmente de acuerdo con él.

—Yo también me voy —le dijo, resuelto.

Leon contempló a su amigo caminar de un lado a otro de la habitación, con pasos vehementes y ansiosos, como si estuviera esperando algo, o a alguien.

—En mi caso, yo no necesito el alta de Rebecca; pero tú, sí. Y me parece que ella no te la ha dado —intuyó, observándolo con una mirada suspicaz.

Silencio, fue lo único que recibió por toda respuesta.

—Sabes que ella se preocupará... —insistió, intranquilo, temiendo que algo muy grave había pasado entre la médico y él.

—Ese no es mi problema —Chris le dejó claro, mirándolo con cabreo.

Leon asintió con la cabeza, haciéndole notar que no iba a continuar insistiendo.

—¿Y tu hermana?

—Despídeme tú, de ella. Nos veremos pronto, te lo aseguro.

—¿A dónde te envían? —el agente quiso saber, curioso.

—Con esta mierda de agujero que aún llevo en el pecho, todavía no puedo hacer esfuerzos —respondió, con fastidio—. Pero sí puedo trabajar como instructor. En la central de la B.S.A.A., en Washington D.C., necesitan instructores. Quiero pasar un tiempo cerca de vosotros. Y luego, ya veremos —declaró, mirándolo afectuoso.

—Vivirás con nosotros, en casa —Leon le dejó claro, tajante.

Sin embargo, Chris le dedicó una mirada llena de amargura, sonriendo con acidez.

—No estoy como para aguantar velas de nadie, Leon. Pero te aseguro que os visitaré a menudo.

—Eso espero. ¿Crees que en una semana te habrás repuesto lo suficiente como para ir a por la rata de Wilson, conmigo? Yo me encargaré de que la Agencia te proporcione un permiso especial para que puedas participar en nuestra operación —cambió de tema, dándose cuenta de que el moreno estaba hecho polvo de verdad.

—Dalo por hecho.

En ese momento, Damian entró en la habitación y entregó a su comandante un uniforme de la B.S.A.A. completo. Chris se lo agradeció, y Damian le hizo un gesto restando importancia al asunto; luego se marchó. El comandante se deshizo de la parte del vendaje que le impedía mover su brazo derecho y se vistió con rapidez.

—En una semana nos veremos en Washington D.C., entonces, si no antes —Leon propuso, mirándolo con una sonrisa afable.

El moreno asintió con la cabeza; estrechó la mano de su amigo y cuñado, con fuerza, y se marchó.