Leon y Chris no tuvieron ningún problema para colarse de incógnito en el viejo edificio, ante las propias narices de la Policía. Dado que la B.S.A.A. era una institución secreta, pues ningún Gobierno había reconocido abiertamente la existencia de una amenaza bioterrorista, ni tampoco las corporaciones farmacéuticas lo habían hecho, Chris no podía actuar abiertamente. Y Leon formaba parte del Servicio Secreto, por lo que su actuación debía ser encubierta, también.
Aquel asunto les olía mal, muy mal. ¿Unos zombis 'llevándose' a una chica? Quien conocía bien a los zombis, y ellos lo hacían de sobra, sabía que estos engendros descerebrados no se llevan a nadie; se lo comen allá donde lo cazan, y punto. Por ello, ambos pensaron que, o bien se trataba de una de las variantes del Virus-T, quizá capaz de dotar a los zombis de cierta inteligencia, o aquello era una farsa como la copa de un pino. Aun así, se sentían responsables de poner fin a aquella situación, ya que eran expertos en neutralizar amenazas bioterroristas.
Tras recorrer la planta baja del edificio, habitación por habitación, no hallaron absolutamente nada. Chris hizo a Leon una seña concreta con la mano y el agente se colocó estratégicamente a uno de los lados de la escalera que subía al primer piso; el comandante tomó posición en el otro. Chris apuntó a las escaleras con su pistola, cubierto por Leon. Pero allí no había nadie. Sin embargo, se oían ruidos cercanos. Alguien estaba riendo alegremente en el piso de arriba. Los dos hombres sintieron cómo un cabreo monumental los invadía y se entendieron sin palabras. Aquellos capullos, fueran quienes fueran y cuantos fueran, iban a pagar muy caro haber decidido jugar con un asunto tan grave como la era el bioterrorismo. Subieron las escaleras, sigilosos, y observaron. Había dos chicos y una chica, tirados en unos viejos y rotos sofás; los dos chicos, poco más que adolescentes, reían a mandíbula batiente. Iban muy bien caracterizados y, bajo una luz tenue y para alguien poco entendido, sin duda habrían podido pasar por zombis. Pero les faltaba lo más importante: la total y profunda decadencia de los cuerpos en descomposición, la podredumbre más absoluta, el olor inconfundible a muerte en vida. La chica reía también, abrazada a uno de ellos; pero ella no llevaba maquillaje.
De pronto, los tres se vieron amenazados por dos hombres con pinta de mercenarios, o algo peor, que les apuntaron al cráneo con unas pistolas enormes, mirándolos como si se hubiesen vuelto locos. Ellos inmediatamente callaron, observándolos con ojos como platos.
—Ellos dos no me sirven —Leon ordenó a Chris, con desdén—. Se nota que llevan demasiado tiempo transformados. Mátalos sin más. Pero la quiero a ella para mis experimentos biológicos. —Miró a la chica con sadismo, sin duda celebrando por anticipado todo tipo de pruebas que pensaba hacer con su cuerpo.
La pobre chica gritó, aterrorizada. Y los dos chicos se quedaron inmóviles, incapaces de mover un músculo, siquiera.
Chris asintió con la cabeza y, decidido, de dos zancadas se colocó detrás del que estaba abrazado a la chica, pegando la pistola a su cráneo con una mirada cruel. Cuando amartilló el arma, el chico que estaba junto a ellos reclamó su atención, gritando desesperado.
—¡No! ¡Por favor! ¡Se lo suplico! ¡Él no es un zombi, señor! ¡Se lo aseguro! —gimoteó las palabras, arrodillándose ante Chris. Rompió a llorar como un niño.
—Cada vez son más molestos, estos engendros —Leon escupió las palabras, con un desprecio total—. Ahora, incluso han aprendido a rogar como perros. Mata a este primero, como el perro que es —le ordenó, una vez más. Y él mismo apuntó a su cabeza con su propia pistola, soltando una risa plagada de locura.
Al darse cuenta de lo que estaba a punto de pasar, la chica reaccionó, por fin. Se arrodilló ante Leon y comenzó a llorar, desesperada.
—Se lo suplico, por favor, no los maten. Sólo somos tres imbéciles, se lo aseguro —soltó las palabras a la carrera, casi atragantándose con ellas—. Somos fans de The Walking Death y estábamos aburridos. Queríamos emociones fuertes y hemos montado un secuestro ficticio. ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Tienen que creerme! ¡Esto no tenía que acabar así! —les rogó, llorando a lágrima viva.
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☆꧁RESIDENT EVIL - SACRIFICIO꧂☆
RomanceSituada inmediatamente después de los sucesos de "Infinite Darkness". Hace tiempo que Leon Scott Kennedy, muy a pesar de sí mismo, ya no ve a Claire Redfield como una niña, sino como a una mujer fuerte y resuelta a la que está demasiado acostumbrado...