Capítulo 32

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El gimnasio fue algo tranquilo, no podía hacer muchas cosas porque con la barriga que poco a poco iba creciendo cada vez más, no era capaz.
Al llegar a casa, me di una ducha y mi hermano hizo lo mismo después de mi. Al terminar de vestirme y todo, bajé al salón y le dije a Marc de ir a hablar al jardín, ya que así estaríamos tranquilos y a parte, hacía un buen día.

-Y bien- le dije al sentarme en las sillas del jardín.

-Sé que lo que hice está mal, pero dentro de una semana tú coche ya estará en casa- dijo y lo miré confusa. -Tú nuevo coche- asentí.

-Es que no sé qué decirte cariño, te lo agradezco muchísimo, pero no sé cómo debo reaccionar a cosas así- confesé -Llevabas mucho tiempo queriendo comprarme uno y yo no quería porque esperaba algún día llegar a ahorrar y comprármelo yo...- me interrumpió.

-Piensa que es un regalo que te he hecho de mi parte, ya que nunca dejas que te compre nada- sonreí de lado y le di la mano.

-Muchas gracias cariño- mis ojos se llenaron de lágrimas que no dejé salir. Él hizo un gesto con la cara para restarle importancia y le di un beso.

-Sobre lo de tu hermano...¿has podido hablar con él?- preguntó y asentí no muy convencida.

-Bueno, en el coche discutimos porque escuchó toda la conversación, por suerte lo de la casa no lo escuchó pero lo demás si- Marc suspiró

-¿Cómo no ha escuchado lo de la casa si fue de lo último que hablamos?- me preguntó

-Porque se fue al baño y entonces cuando volvió, entró a la cocina- Contesté -De todas formas no sé si sea la mejor opción, porque si no se sabe controlar bebiendo es porque no es suficientemente maduro para vivir solo- añadí. -Pienso que primero debería ponerse a trabajar y entonces ya veremos tú y yo qué hacemos- Marc empezó a reír -¿De qué te ríes?- le pregunté sin entender.

-Pareces una madre preocupada por su hijo adolescente- sonreí y después rodé los ojos negando con la cabeza. -Pero creo que tienes razón, a parte nos vendrá bien que viva con nosotros cuando nazcan los bebés, ya que los podrá cuidar una noche que nosotros queramos ir a cenar- asentí con una sonrisa de tonta.

-Me gusta que pienses esas cosas- confesé -¿Esta tarde quieres acompañarme al médico para que digan el sexo de los bebés?- le pregunté y rápidamente asintió y reí. -Tengo que decírselo a mi hermano, pero no creo que después de la discusión de esta mañana quiera saber algo de mi- suspiré -Es tan cabezon...- añadí.

-Entonces ya sé que lo tuyo es de genética- abrí la boca sorprendida por lo que había dicho y le pegué flojo en el brazo para después reír juntos.

-Muchas gracias cariño- dije riendo y nos la pasamos hablando un rato más allí en el jardín y jugando también con los perritos de Marc.

Pasaban las horas y comimos, al igual que también merendamos juntos. Mi hermano se había ido a casa de su mejor amigo Mirko, así que no volvería hasta dentro de unos días por lo que me había dicho. Si algo tenemos en común mi hermano y yo, es en lo dramáticos y rencorosos que somos. Así que como mi hermano no estaba, teníamos la casa para nosotros solos.

-Cariño, vístete y ponte cualquier cosa que llegaremos tarde a la ecografía- me gritó Marc desde el salón.

-Es que no sé qué ponerme- contesté -¿Puedes ayudarme?- le pregunté y escuché cómo subía las escaleras. Así que lo esperé con varias cosas encima de la cama. -Elige- dije

-Esta camiseta, con estos pantalones y esos zapatos- dijo señalando cada prenda de ropa.

-Mmm me gusta...debería decirte más a menudo que me escojas la ropa- le dije y me dio la ropa para que me cambiase.

Inesperado | Marc Márquez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora