Capítulo 25

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Narra Martina:


Son las tres de la mañana, hoy miércoles, tenemos que estar en unas horas en Motorland. Dejamos notas de todo lo que mi hermano debe hacer durante la semana.


"Marcos, se nos olvidó decirte que hoy nos íbamos a Aragón con el equipo.
Te dejamos dinero encima del recibidor para que compres comida y quiero decirte que si montas una fiesta no quiero que ni se note, a parte tio un martes una fiesta no, a partir del viernes hasta el domingo. En fin, volvemos el lunes de la semana que viene.
Cuídate y no intentes llevarte mi moto, he cogido las llaves, también las de la moto de tu hermana.

Te queremos, Marc y Martina".




Luego le dejamos otra en la nevera:


"Ves todos los días al instituto, que por eso te lo pago, a lo mejor viene a quedarse contigo mamá y así no pasas hambre.
A parte si vas a traer a alguna nena a casa, no me las dejes preñada, te hice un bizcocho para desayunar.

I love youu"




Una vez ya en el aeropuerto de Barcelona, Aeroport del Prat. Nos reunimos con algunos del equipo, ya que también viven en Cataluña.
Y esos eran, Àlex, Emilio, Esteban, Jordi y Carles.
Ya sé que Àlex no está en nuestro equipo, pero siempre viene y a parte Marc y él tienen el mismo representante.

—uf esa barriguita— dijo Emilio al verme

—van con fuerza— asintió y de repente puso una cara rara

—¿van?— sonreí

—son dos, un nene y una nena—

—dios, vaya con Marc eh— me puse roja y él empezó a reír —es broma mujer— siguió riéndose —¿cómo se llamarán?—

— la nena Uxia y el nene Dylan—

—que nombres tan poco conocidos, pero me encantan— sonreí

—no quería ponerles los típicos nombres que todo el mundo le pone a sus hijos y pues a Marc no le quedó otra opción— reímos

—ya ves, bueno pero igual cuando ella me dijo las opciones ambos dijimos que debían de llamarse así fijo— se agregó Marc a la conversación

—me alegro muchísimo por vosotros— dijo Emilio

—¿y tus hijos como van?— preguntó Marc

—en la adolescencia— respondió Emilio

—ya nos tocará a nosotros también— asentí




Y después de horas esperando al vuelo, subimos en el avión y después nos dirigimos hacia nuestros asientos.
Me tocó la ventana y a Marc a mi lado junto también al pesado de mi cuñado.

—voy a dormir, estoy reventado— dijo Marc

—llama a mi hermano antes porfa, para que se levante que son las 6:30 y tiene que ir al instituto— le dije

—¿no puedes llamarlo tú?— preguntó algo borde Marc

—Bueno tranquilo eh, a mi no me vayas con esas, solamente quería que marcos viera que le importas, pero ya le llamo yo joder— dije algo rayada por cómo me había hablado y no me respondió


En la llamada:

—buenos días dormilón— dije al ver que me atendió la llamada

—buenos días, ¿ya llegasteis?— preguntó

—que va, recién nos subimos al avión—

—búa que horror— reí

—ya ves hermanito, escúchame vete a bañar y arreglar, te he dejado varías notas en el recibidor y en la nevera para que veas lo que tienes que hacer, y ves al instituto que sino preguntaré si has ido o no— escuché como resoplaba

—vale.....— me dijo sin ganas —te hablo cuando salga del insti, te quiero, que vaya bien—

—y yo, igualmente— colgué.


Me giré y le di la espalda a Marc, para intentar dormir, aunque era algo incómodo, pero no quería verle la cara de estúpido que tiene.
Al cabo de unas horas o eso creo, noté que alguien me intentaba despertar.


—dale Martina— reconocí la voz, era de Àlex 

—ya voy— me levanté del asiento y salí con él del avión, para ir hasta donde estaban los demás y salir del aeropuerto.

—amor— dijo Marc dándome la mano

—¿qué quieres?— dije seca

—lo siento— dijo

—Marc siempre es la misma historia, si no quieres saber nada de mi hermano dímelo tío, él te adora, pero si a ti no te importa lo hago muy fácil y sencillo, ahorro para comprarme un piso y me voy a vivir con él o que se vaya mi madre con él, así de claro y muchas veces te lo he dicho ya— era verdad

—lo sé, no es que no me importe, sino que no soy mucho de demostrar y a él lo veo como un amigo sabes, no como un futuro familiar, por no decir que es mi cuñado— contestó

—creo que si les voy a comprar la casa y ahora no tiene nada que ver con esta estúpida discusión sin sentido— le dije

—yo puedo ayudarte— se ofreció Marc

—ya estamos otra vez, aunque vayamos a ser padres y estemos juntos, no tienes porque pagar las cosas, yo te quiero, pero es mucho dinero lo que vale una casa amor—

—pero lo hago de corazón, siempre— más mono

—te amo, lo hablamos cuando volvamos de Cervera y así vemos todo...pero te daré una parte, lo que tenga— asintió no muy convencido y nos subimos en el coche del equipo que nos estaba esperando para llevarnos al circuito.

Inesperado | Marc Márquez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora