Capítulo 6

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Cuando llegué al box, todos me miraban y me sentía algo rara, capaz eran imaginaciones mías, pero llegó un punto en el que me cansé y me fui de allí a tomar algo.


—Martina debes volver— dijo Marc sentándose en la mesa donde yo estaba.

—y tú deberías estar entrenando— sonreí sarcásticamente

—muy bien, vamos— negué con la cabeza

—no voy a ir contigo, no sé qué les pasa a los chicos, pero no creo que sea nada bueno—

—¿crees que he sido yo?— preguntó

—¿cómo tienes la cara de preguntarme algo así? Claro que creo que fuiste tú, es más, lo sé— agarré y pagué lo que había tomado. Cogí mi teléfono y fui andando hasta el box de nuevo.



—Martina, Martina...— dijo Sandra al llegar

—¿qué coño quieres tu ahora? No tienes suficiente con tenerme amenazada de hacer que me despidan si me acerco a tu chico?— dije cabreada, estaba cansada de aguantar tanto ya.

—¿a quién le estás hablando así?— dijo y puso un dedo en mi hombro.

—me parece que a ti— le saqué en golpe seco el dedo de encima mío.

—te arrepentirás— me "advirtió"

—mira zorra, te soy sincera, me importa una mierda que me amenaces, es más, me voy yo— cogí mi casco y mis llaves de la moto y fui hasta el parking.



Cuando llegué a mi moto, me puse a llorar, esa tía era tan insoportable, me irritaba. Me senté en el suelo mientras seguía llorando, había cagado la única oportunidad de poder pagar mi apartamento y no quedarme en la calle.
De repente sentí una mano en mi hombro y me sequé las lágrimas, me levanté del suelo y me giré como si nada hubiera pasado.


—¿todo bien?— dijo mi primo

—todo bien, gracias por hacer que me cogieran estos días, han sido geniales— mentí

—se que me estás mintiendo, pero los chicos dicen que te necesitamos en el equipo, incluso Emilio dice que eres de las más importantes—

—volvería, pero sería volver a estar mal, hay personas con las que no estoy bien—

—Marc es un capullo con todas, ni caso le hagas— ¿cómo sabía que hablaba de Marc? —no pongas esa cara, todos saben que hay algo entre vosotros— rió y me sonrojé

—ojalá hubiera algo, pero él no es como yo pensé que era— me abrazó

—Sandra se fue también, así que al menos estate con nosotros hoy y a la tarde me dices si realmente lo dejas, te necesitamos— suspiré y asentí.


Comenzamos a caminar de nuevo hacia el box, sabía que había hecho mal en parte, pero necesitaba el dinero y a veces hay que luchar por otras cosas, haciendo otras que no te gustan.


—MARTIIINAAA— dijeron todos y vinieron a abrazarme, se les quiere.

—muy bien, hay que darse prisa queda poco tiempo— asintieron y todos se pusieron ha hacer lo que les tocaba hacer.



Llegó el momento de las cronos, acompañé a Dani hasta donde se subió a la moto y la arranqué. Le dejé claro bien cual tenía que ser el objetivo principal si quería quedar en buena posición, de todas formas aún era la Q1.
Fui con Marc y mientras me miraba le encendía la moto para que subiera. Se subió la visera y me guiñó un ojo para después salir a pista. Sentí como mi corazón todavía tenía ganas de salir por mi boca, cada vez que él se acercaba a mi o hacía algo.

Marc: 1:33:67 (vuelta rápida)

Dani: 1:35:02

Hicieron buenos tiempos los dos, volvieron a box y se sentaron mientras los técnicos hablaban con ellos. Justamente entró por la puerta Julià, el padre de Marc.

—Hola Julià, un gusto— le dije al verlo entrar y me dio dos besos al igual que yo a él.

—me imagino que eres Martina— asentí —me hablado maravillas de ti y de lo bien que trabajas— me sentí alagada

—bueno, se hace lo que se sabe— reímos y volví a trabajar.

—perdona Martina, ¿sabes que le pasa a Marc?— me preguntó Julià mientras estaba con Esteban poniendo los calentadores a las ruedas.

—ni idea la verdad...— quedé con la curiosidad.

—¿podrías preguntarle tú?— mierda, mierda y mierda.

—si, ahora voy— me giré y fui hasta donde estaba él.

—hola guapa— tan arrogante es

—tu padre quiere saber que te pasa— le dije seca

—no me pasa nada, ¿ganas de que sea mañana?— quise pegarle una ostia.

—ahora se lo voy a decir— me giré pero me detuvo

—vamos nena, lo siento, no quise hacerte entender eso, si es verdad que no la quiero, solo te quiero a ti— bobadas.

—si tanto me quieres, demuéstramelo, mañana es tu última oportunidad— sonrió victoriosamente y fui hasta donde estaba Julià.

—tranquilo Julià, está todo bien, solo que tiene mucha calor— le dije

—vale gracias— sonreí y fui a trabaje de nuevo.

Inesperado | Marc Márquez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora