Elements flower *TAEKOOK*

6

Jungkook no se consideraba alguien impulsivo, tiene muy claro que toda acción tiene una consecuencia.
¿Cómo sabía eso? Las veces que intentó salirse con las suyas terminaba castigado, a medida que crecía dejó de ser ese niño hiperactivo. 

La situación de abandonar su distrito, tener cómo mejor amigo a alguien que sufría de otra forma. Notar los privilegios de agua y aire, todo eso le plantearon dudas o mejor dicho inquietudes.

Quería saciar ese vacío, necesitaba conocer un poco más antes de seguir con su deber, y había encontrado al compañero ideal; Kim Taehyung. 

El día por fin había llegado, Jungkook no tenía ropa muy glamurosa así que Taehyung le dejó en su casillero, prendas para la ocasión; una camisa negra con puntos blancos, un pantalón del mismo color que marcaba muy bien su trabajada cintura.

Jungkook fingió estar dormido, hasta que por fin escuchó los ronquidos de Jimin, dándole vía libre para escaparse.
Lentamente deslizó la sábana y sin hacer ruido, abandonó el cuarto.

Acordó con Taehyung encontrarse arriba, al ser de madrugada todo estaba vacío y en silencio.
Jungkook subió por las escaleras, su corazón latía con mucha intensidad.

Una vez en el segundo piso, Jungkook buscó a Taehyung; no mentiría, estaba asustado pero no había marcha atrás.
El peliazul vivía arriba por ende tuvo que bajar.

—Jungkook. — Susurro Taehyung, el llamado volteó y rápidamente fue hacía él.

—Pero la salida queda allá.

—No vamos a salir por ahí, shh seguime. — murmuró Taehyung.

Jungkook rompió la primera regla, ya que se encontraba en el tercer piso; tenía prohibido estar allí sin permiso.

Taehyung sujetó su muñeca, guiandolo hasta una puerta que tenía un cartel, era dónde guardaban cosas el de mantenimiento, o eso parecía.

Jungkook miró atentamente, e hizo un paso atrás cuando al abrirla tenía dentro escaleras. —¿A dónde va eso?

Taehyung sonrió y volvió a agarrar su mano, sin mucho esfuerzo ambos ya estaban dentro. Eran escaleras de caracol, Jungkook fue contando y en total bajaron tres pisos.

Otra puerta enfrente de ellos, Taehyung sacó una llave y la abrió. El viento frío instantáneamente golpeó sus rostro, Jungkook estaba en shock; esa maldita puerta los guiaba hasta un costado de la escuela, salieron sin ningún problema.

—No sé qué decir.

—Subí al auto. — ordenó Taehyung, señalando un lindo automóvil rojo.

La boca de Jungkook quedó entreabierta. —¡Es tuyo!

—Que no grites.

—Perdón, perdón. — Dijo Jungkook, y siguió al peliazul, su primera vez subiendo a un coche manejado por alguien que no era su padre.

En sus distritos con suerte y les dejaban tener motocicletas, siempre utilizan el autobús.

—Hay algo que no te dije.

Jungkook miró curioso al peliazul. —¿Qué?

Taehyung respiró hondo y acarició su muslo. —Debes usar una flor insignia de aire, al menos en este trayecto.

Oh dios…

—¿Estás loco? Me van a castigar por eso. — Reprochó Jungkook, tirándose para atrás.

—Es hasta que llegamos, si alguien te ve y se da cuenta de que tu elemento es fuego puede ser peor, cuando llegamos a la fiesta todos nos quitamos la flor.