Para conservar la paz dividieron la sociedad, dependiendo que elemento tengas; agua, fuego, tierra o aire.
Dos chicos opuestos terminarían metidos en varios problemas, rompiendo una por una las reglas.
Namjoon habló, trayendo a la realidad a Jungkook. Se encontraba ido, el cambio de actitud incluso desconcertó a Dae.
Jungkook tenía miedo de salir.
Desde niño viene perdiendo a sus seres queridos, empezando por Yoongi, ahora que ya tiene diecinueve años; perdió el cariño y respeto hacia sus padres.
Esa misma madrugada, Dae nombró que su único hijo podía estar enfermo, no obstante; pensaron que era una excusa debido a la situación.
La sola idea de no tener más a Taehyung, lo destrozaba.
—Koo, debemos irnos — balbuceó Yoongi. Tapando con su cuerpo al menor, en un intento de protegerlo de aquellas miradas.
El pelinegro asintió débilmente, sujetó del brazo a Yoongi y abandonó el cuarto.
—Jungkook…
Aterrado es poco, Tae ni podía mirarle el rostro, su mentira le estalló en la cara. Dañando a los que siempre intentó cuidar.
Taehyung habló cómo pudo, teniendo la atención de ambos hermanos. Yoongi parecía más neutral, mientras que Jungkook no, aún seguía siendo muy expresivo y sus ganas de llorar lo demostraban.
—Ahora no Taehyung, iré luego al cuarto, deberías ir a enfermería — contestó Jungkook. Combinando la ironía con el dolor.
Capaz actuaba mal; inmaduro, o poco empático. Pero no podía pensar ni procesar claramente, por ende; Jungkook dejó solo a Taehyung, dejando que su propio dolor lo encierre.
—Se le pasará, dale tiempo — intentó consolar Yoongi.
Al tiempo que veía triste al peliazul, los dos sufrían. Yoongi lo entendía, después de todo tenían diecinueve años recién cumplidos, eran jóvenes precipitados.
—Antes de que empieces, en la mañana voy por esa estúpida caja — aseguró Taehyung. Antes de salir disparado del sitio.
Yoongi quedó medio sorprendido por esa contestación, de igual manera no iba a presionarlo. A millas se notaba que ninguno se hallaba con la cabeza fría.
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No sabe cuántas horas pasaron, Jungkook se refugió en su mejor amigo en ese tiempo.
El castaño se quedó anonadado, quería a Taehyung y claro velaba por su salud, sin embargo; centró toda la atención en Jungkook, quién cómo si fuese un niño llegó llorando en busca de consuelo.
Los ojos del pelinegro eran más pequeños que lo usual, pero recordó las palabras de Jimin.
—Es normal que sientas miedo, ¿Y qué tal si Tae está peor? Debes escuchar la versión completa antes de sacar conclusiones… Quizás no sea tan malo —