Recién casados.

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Ambos sonrieron llegando a lo que seria su nueva casa, después de una intensa y linda luna de miel donde ambos se perdieron en el otro olvidándose siquiera del mundo que los rodeaba. Seijūrō había contratado a gente que en un instante tuvo casi todas las cosas en su lugar excepto detallitos que Kōki le dio timidez dejar a otras personas, por muy confiables que fueran.

Seijūrō tomo eso con ternura, le gustaba que su esposo fuese un poco más reservado con sus cosas. Estaba muy bien, todo parecía ir perfecto en su vida que comenzaba.

Miro a su esposo quien sacaba una caja con sus cosas ordenándolas, quiso ayudarle para tener todo listo, pero a Kōki le dio bastante pena.

―Lo siento Sei, es que, no quiero ser tan dependiente de ti. Sé que ahora estamos casados, pero no quiero ser una carga para ti.

― Y hasta crees que puedes ser una molestia, Kōki tu presencia me hace feliz, eres quien ilumina mi día más oscuro, quien refresca mi alma cuando se siente reseca, mi lluvia salvadora. Eres lo mejor que a existido en este mundo.

―Exageras, pero realmente me encanta cuando dices esas cosas. ―Le robo un beso suavecito. ― Sei me gustaría preguntarte una cosa al respecto

― ¿Qué cosa mi dulce Kō?

― ¿Hay algo que te moleste de mi Sei? Quiero saberlo. Siempre dices que soy perfecto para ti, pero quiero que seas completamente sincero.

El mencionado suspiró, pero besó su frente y hablo.

―Tu baja autoestima me molesta. Me molesta que tiembles tanto como si aun me tuvieras miedo. ―Lo toma del rostro con ternura haciendo que lo vea a los ojos― ¿Aun me temes?

Kōki tembló ante él haciendo que Seijūrō creyera que sí, así que lo soltó un poco decepcionado. Pero es sujetado por su pareja y besado de sorpresa por este, correspondiendo para después encontrarse con la mirada de este.

―Sei no es que te tema ¡Es solo que tu mirada es tan intensa...! Me provoca muchas cosas, ahora no es exactamente miedo. ―Tose mirando a un lado muy avergonzado. ―Me hace querer hacer lo que tu sabes. Y con respecto a mi autoestima trataré de mejorar en ello. Te lo prometo.

Seijūrō abraza a su pareja de improviso de manera muy cariñosa.

―Hagámoslo.

―Pero aún no termino de ordenar aquí.

―Ahora comprendo muchas cosas de porque Kōki se excitaba tan rápido cuando te quito la ropa. ―Acaricia la entrepierna ajena por encima de la ropa y aunque Kōki parece que lo fuese a detener solo se deja llevar y crece rápidamente ante la mano ajena. ―No te guardes las cosas, dímelas, si me deseas solo sé sincero conmigo.

―Lo haré―Seijūrō sonrió al ver como su esposo era más ruidoso cuando tomó directamente su pene para masturbarlo. ―Sei...quiero hacerlo, pero... ¡HUM!

― ¿Pasa algo malo?

Estaba dándole muchos besos cariñosos y apasionados mientras seguía acariciando su pene de manera tentativa.

―Espérame en la cama. Iré inmediatamente, solo un momento por favor― Vio que su marido dio un respingo haciendo un chillido cuando se atrevió a meter un dedo. ―Ah, prometo que no te haré esperar mucho...nghhh.

Siguió moviendo el dedo, así como su mano no dejo de acariciarlo provocando que Kōki moviese las caderas, la punta de su miembro se veía mojada, así que la estimulo con uno de sus dedos con malicia viendo que estaba casi por venirse, tenía ganas de hacerlo venirse y tragarse el semen de este como si fuera yogur.

Sin embargo, lo soltó, en una forma de provocarlo, sacando su dedo y dejando de tocarlo.

―Te esperare en cama si quieres seguir.

El ex Furihata Kōki, ahora Akashi Kōki estaba colorado, jadeante y deseoso, era una buena vista. Se saco la ropa y se fue a la parte de la cama, esperando a su esposo, que seguramente con tanto estimulo que le dio, lo seguiría pronto. Se acomodo en la cama, pero al mirar al lado donde debería estar su esposo no estaba. Alzo las cejas un poco curioso, pero su esposo pronto aparece, con unas medias de cuero, portaligas del mismo material y un traje bastante sexy con una cadena que unía ambos pezones con pinzas.

―Compre esto, aunque ya pasó la luna de miel, me gusta la mirada de Seijūrō cuando me mira con deseo.

Era imposible no mirarlo con deseo. Lo atrajo hacia si y no lo soltó hasta que ambos tenían las caderas demasiado molidas como para moverse.

Y eso que recién empezaba su vida matrimonial. 

31 días de AkaFuri 2020/2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora