Avengers Y... ¡¿Crepúsculo?! | Edward Cullen

48: Batalla Final

—¿Qué piensas hacer? –preguntó Ellen, sentada junto a mí tomando una taza de té.

—No lo sé, tal vez... Esperar, esta cosa –le señalé el brazalete que tenía– esto desaparece cuando menos le tomó importancia. La verdad, no entiendo mucho. No sé que esperan que haga yo con esto.

—¿Te explicaron, no? Esos cristales son muy poderosos, tal vez... No igual a las gemas del infinito pero contienen mucho poder. Lo vas a necesitar en un futuro.

Alcé mi ceja en señal de estar confundida.

—¿Viste el futuro?

—Puede ser, es una habilidad que también tú tienes –hice una mueca.

—No me gusta utilizarlo, me aterra tener que saber si algo malo pasará y que tal vez no pueda hacer nada para evitar. Además, consume mucho mi energía... –ella sólo sonrió.

—Romina, puede que no lo necesites ahora pero esos cristales salvarán lo que más amas. Y te entiendo perfectamente, el futuro es aterrador y es mejor que no vivas atormentada por ello. Hay muchas cosas que no sabes aún y también el tratar de cambiar el futuro puede afectar mucho.

Miré líquido negro en mi taza como si fuera lo más interesante. ¿Más cosas que aún no sé? ¿Sobre qué? Es más que obvio que es peligroso cambiar el futuro.

Suspiré terminando mi taza de café— gracias por responder algunas dudas. Estoy feliz y un poco decepcionada por esto, tengo la manera de proteger a todos mis seres queridos y a los ciudadanos con estos poderes pero decepcionada de mí misma por no controlar algunas cosas.

—Hay algunas cosas que no podemos controlar pero con el tiempo puedes aprender de los errores –sonreí y me levanté de la mesa.

—Fue un gusto charlar contigo, si necesitas algo no dudes en contactarme. Después de todo, somos familia –tomé su mano en modo de despedida.

[...]

Abrí con mucha pereza los ojos, con mucho dolor en mi cabeza. Este lugar ahora estaba hecho un asco, todo estaba destruido. Ese recuerdo de Ellen había aparecido en mi mente mientras estaba inconsciente ¿significaba qué...?

No podía ni moverme, todos los escombros estaban sobre mí.

—Ok Romina, tranquila, respira. Sólo debo quitar toda esta mierda –suspiró, estaba asustada, pero al menos gracias al traje que tenía medio puesto no hubo mucho daño– utilizar los poderes ayudará más rápido.

Así fue, como una vez más la nebulosa azul rodeó todo mi cuerpo y con mucho esfuerzo logré quitar los escombros.
Me levanté con mucha dificultad, buscando al resto con la mirada.

Me encontré a Tony en el suelo lastimado.

—¡Tony! –corrí y me arrodillé junto a él, su casco se abrió. Tenía pequeñas heridas– Thanos... Oh no. –susurré viendo enojada a ese tirando molesto.

—Romina, gracias al cielo –me abrazó fuerte y le correspondi.

—Voy a curarte –puse mis manos en su rostro, saliendo a flote mi poder.

—No te gastes mucho... –apartó delicadamente mis manos.

—Steve... –murmuré su nombre al hombre rubio quien estaba a unos metros de nosotros, él lucía más herido.

Volví a mirar a Thanos, detrás suyo tenía un enorme ejército. Por un minuto sentí mucho miedo de que algo salga mal pero Steve estaba decidido a no perder. Aunque no habían muchas esperanzas de ganar.