Camino de Asura celestial [Terminada]

Capítulo 64: Percy

Perseus Jackson, también conocidos por muchos como Percy, tenía un pequeño ceño fruncido mientras se despedía de su querida familia. Todos los días hablaban mediante el halo que le permitía ver otros planos. Su pequeña hija, Liliana tenía a la gran mayoría de personas que conocía en la palma de su mano. Tener un niño en el reino de los dioses no era algo prohibido, mucho menos para una familia, pero que dioses tengan un hijo era una cosa difícil por culpa de la baja natalidad que ellos poseían. Entonces, ver a un bebé nacer, complacía a casi todos los dioses.

Su hijo, Liu Yijun todavía no ha encontrado un heredero, pero estaba tranquilo en su puesto. Para él, ser un dios no fue algo difícil, en todo caso fue lo contrarió; una de las esposas de Percy, Bibi Dong era la Diosa del Mal, por lo que era parte de los cinco dioses-reyes. Ella le enseño muchas cosas de ser un dios, al igual que el mismo Percy lo hizo con su hijo.

Finalmente, estaban sus dos esposas, Bibi Dong y Liu Erlong. La primera estaba un poco amargada por no poder acompañarlo y la segunda molesta porque su hijo no se declararía hacía la Diosa Ángel.

Ver que esa parte de su familia estaba bien, lo hizo feliz, pero donde estaban los problemas parecían plagar donde quiera que vaya. Zeus había sido manipulado por Tartarus, al igual que Ares. Una especia de Olympomachia estaba por explotar en cualquier momento y, si no fuera poco, un plano viviente se estaba acercando a la Tierra.

Si tuviera que admitirlo, entonces Percy definitivamente diría que no estaba satisfecho. Si bien podría matar a Zeus y Ares de la peor forma posible para terminar su venganza, las cosas no siempre eran como uno deseaba. La mente de Zeus se desdibujaba cada día que pasa y, honestamente, matar a un dios como Zeus sin que se diera cuenta, era simplemente aburrido y ni siquiera tenía ganas de hacerlo.

No solo eso, sino que también se dio cuenta que tenía que unir fuerzas con Athena y Hestia para poder vencer a Tartarus. Era molesto, le disgustaba, pero tenía que hacerlo. Además, debido a su visión como Dios, sabía que las dos diosas realmente no tenían idea de su expulsión hacía el Tartaro, por lo que no las odiaba, pero todavía se sentía amargado por las cosas que pasaron hace años.

Percy inhalo con fuerza mientras miraba el sol en el espacio desde una gran distancia.

"No tiene caso seguir pensando en eso. Ahora tengo que hacer otras cosas... ", murmurando levemente, Percy movió su mirada hacía otro lugar del universo. Sus ojos parecían atravesar planos y partes del universo hasta llegar donde quería y luego desaparecer. Cuando el espacio se plegó frente a él y luego apareció en su objetivo, arrugo la nariz con disgusto.

Entrar no fue difícil, en realidad fue demasiado fácil. Pero, donde estaba, era un lugar que disgustaría a muchos. El suelo parecía hecho de piedra oscura, al igual que las paredes y el techo. Pero, habían partes que parecían grotescas, como si fuera carne color purpura y negra latiendo como un corazón. Habían manchas por todos lados y el lugar era un poco sofocante. 

Percy camino lentamente, sin importarle lo vivo que estaba pisando de vez en cuando. Sus sentidos estaban un poco lentos por culpa de este plano. El plano, como ya sabía, no era uno normal, estaba vivo. Y ahora que estaba en el lugar en cuestión, se dio cuenta que todo era uno.

Entrecerrando los ojos, Percy levanto la mano y detuvo un golpe dirigido hacía su cabeza. El sujeto enemigo en cuestión, era algo que no había visto nunca; una figura humanoide, pero que no parecía tener genero especifico. Su cuerpo estaba rodeado de piel negra grisácea con dos cuernas sobre su cabeza, sus ojos eran de un color purpura inquietante y no parecía tener expresión o emoción al mirar a Percy.

Sosteniendo la muñeca de este ser, Percy inclino la cabeza con curiosidad y un poco de desconcierto. Su nivel de poder era extremadamente bajo, hasta el punto que un semidiós normal de la Tierra podría derrotarlo, pero lo desconcertante era su energía de vida, no había cambios o evidencias de ser diferente al plano mismo.