Ella sabía que la solución que tenía en frente solo duraría hasta cierto momento. La barrera de tres puntas que encerraba el Olimpo era algo que se terminaría derrumbando no por su destrucción, más bien por la perdida de fuerzas y energías de las tres mujeres ancianas que la había erguido. Hestia sabía que esto era simplemente un medio para ganar más tiempo y que los dioses enemigos no comiencen a causar estragos y matar mortales. Solo fue esta barrera lo que había detenido cualquier movimiento de los dioses.
"¿Esto cuanto durara?", ella se pregunto, murmurando mientras sus ojos miraban hacía delante, donde estaba Zeus, quien apretaba los dientes mientras miraba con furia hacía su propia hermana.
"Me pregunto cuanto de esto había visto Percy", Hestia se rio sin alegría, pensando en lo que había hecho su sobrino al eliminar casi la mitad del poder de Zeus fusionado con Júpiter. Hestia parpadeo antes de sacudir la cabeza, pensando que no tenía sentido imaginar esas cosas. Ahora estaban en un buen punto, donde solo necesitaban algo lo suficientemente fuerte como para causar que el otro lado se rinda o sean derrotados. Hestia podría enfrentarse a Zeus, pero no sabía si ganaría al final. Athena todavía estaba en proceso de convertirse en otro tipo de diosa, mientras que el resto de dioses que están de su lado se preparaban para la batalla.
"Nunca pensé que algún día se llegaría ha esto"
"Deméter... ", Hestia miro hacía su lado derecho, donde la otra diosa se había acercado. La mirada de Hestia vacilo por un momento, pensando en que su hermana no sabía que su hija había muerto a manos de Percy. Ella se sentía mal por no decirle nada, pero entendía que era necesario, o podrían perder un elemento de poder de su lado.
"Yo tampoco, nunca imagine que Zeus realmente se volvería tan loco"
"¿Qué hay de los demás?"
"Hermes ha estado corriendo de un lado a otro, advirtiendo a cualquier espíritu de la naturaleza y los sátiros. Afrodita... ella no ha hecho mucho más que cuidar de sus hijas. Además de eso, no hemos encontrado a otros dioses menores; es como si hubieran desaparecido de la faz de la tierra"
Hestia frunció el ceño ante eso. No sabía que había pasado con Dioses como Némesis, o cualquier otro.
El cuerpo de Deméter y Hestia sufrieron de un escalofrío repentino. Alarmadas, miraron hacía el cielo, justo sobre la barrera. Ahí, en esa posición, había aparecido una figura de la nada. Era monstruoso en su forma física, de pie a una altura inmensa, su carne reluciente de color púrpura ondulada con músculos. Sus dedos tienen puntas negras afiladas como navajas. Sin embargo, su característica más aterradora y distintiva es su rostro: en lugar de un rostro normal, hay un remolino y una espiral de oscuridad hacia adentro, y su voz suena como si estuviera retrocediendo hacia adentro en lugar de proyectarse hacia afuera. Las botas de hierro negro de Estigia de Tartarus son cada una del tamaño de un ataúd, y sus manos son tan grandes como palas de grúa. Su coraza tiene caras de gorgonas, monstruos, cíclopes y dragones, todos presionando contra su armadura como si tratara de escapar.
La risa que escucharon les causo miedo, por lo que se alejaron a una buena distancia, sin saber que decir o hacer. Los destinos, una en cada punta de la barrera, salieron disparadas cuando se crearon grietas que crujieron como truenos.
"¡Jajaja!", su risa oscura y malvada se escucho por todos lados antes de que pareciera ser tragada por el remolino que tenía como cabeza; era como si el sonido fuera absorbido por algo, al igual que la luz del sol, que se oscurecía a cada segundo que pasaba.
"¡Bien! Bien, es realmente bueno", Tartarus se rio, pero no parecía alegre, incluso si lo intentara, Hestia creía que sería posible. Ella nunca había visto al primordial en persona, pero todo su ser le decía que la figura era Tartarus.
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Camino de Asura celestial [Terminada]
FanfictionTraicionado, herido y enojado, el cayó en las profundidades del peor infierno. Solo con su cuerpo y espada, se arrastro por la que debería ser su prisión. Con un odio y deseo de venganza por el causante de su desgracia, se arrastro hasta lograr su l...