Viendo el angosto camino frente a él, Percy frunció un poco el ceño. Tal camino era demasiado pequeño, solo admitiría una sola persona, pero incluso así parecía demasiado angosto. Apenas le permitiría moverse cómodamente y caer definitivamente lo llevaría a la muerte. Sus ojos, incluso si eran mucho mejores que antes, todavía no le permitían ver más allá de la oscuridad aterradora que envolvía todo el lugar.
Percy dio un paso adelante. En este punto, retroceder no tenía ningún sentido; solo podía ir hacía adelante, avanzar en el camino del infierno y llegar al lugar donde comenzaría su segunda prueba del dios Asura.
Paso a paso, él camino por el estrecho sendero, contando cada paso que daba y mirando constantemente a sus alrededores mientras usaba el poder espiritual para poder detectar cualquier cosa fuera de su rango de visión.
Cien pasos... doscientos pasos... trescientos pasos.
Percy continuó por el camino, pero cuando contó doscientos cuarenta pasos, sintió varias presencias más adelanta. Su frente ahora sudaba ante un repentino calor proveniente desde el fondo del abismo debajo de él.
De repente, sonidos se escucharon a lo lejos desde el frente. En poco tiempo, mientras avanzaba otro poco, Percy pudo notar murciélagos volando hacía él. A diferencia de murciélagos normales, estos eran rojo sangre, además de una cantidad muy grande. Los ojos pequeños y escarlatas se acercaban desde la oscuridad mientras sus afilados colmillos se mostraban y creaban chillidos molestos.
Al ver esto, Percy invoco de inmediato a Anaklusmos. Su intención asesina se manifestó en una bruma color escarlata, intentando intimidar a las pequeñas bestias. Sin embargo, no hizo nada. Los ojos escarlatas miraban hacía el con inteligencia mientras el sonido de las alas revoloteaba ahora a su alrededor.
Frunciendo el ceño, Percy no sabía que hacer en este momento. Él sabía perfectamente que los murciélagos eran un poco especiales en cuanto a detectar movimientos gracias al ultrasonido. Incluso si intentaba atacar por sorpresa, no serviría de nada. Lo único que podría afectarlos sería un dominio.
Los dominios eran cosas especiales incluso entre maestros espirituales, no se podían obtener solo mediante entrenamiento. Generalmente, un dominio se obtenía gracias a una línea de sangre o las pruebas de herencia de un dios. También, habían algunos espíritus marciales que podrían despertar un dominio, pero estos eran pocos y de un alto nivel. Anaklusmos solo podría despertar un dominio cuando Percy alcanzara el nivel 71, eso quería decir que le faltaba un nivel y un anillo espiritual.
Al usar un dominio, este interferiría dentro de un cierto rango del maestro espiritual; generalmente, aumentando el poder del usuario y disminuyendo el de enemigos. Un ejemplo perfecto era el dominio del dios de la muerte obtenido al completar el camino del infierno.
El dominio del dios de la muerte proporciona una forma imponente y formada por presión a partir de la intención asesina que puede dejar a los oponentes incapaces de mostrar toda su fuerza, pero el usuario mismo puede exhibir el ciento veinte por ciento de su fuerza. Con el crecimiento del espíritu, la proporción de debilitar al oponente y fortalecerse a sí mismo también aumentará.
Entonces, en estos momentos, Percy solo podía improvisar.
"*Sigh*... ", soltando un suspiro, Percy cerro los ojos mientras murmuraba: "Que molesto"
Percy se concentró mientras liberaba toda su intención asesina. Esta intención asesina ya no era solo la que obtuvo en la ciudad de la matanza, también mezclo toda la intención asesina, sus deseos de matar a los dioses Olímpicos, sus recuerdos del Tartaro y el horror que impregno su cuerpo que provenía de ese lugar.
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Camino de Asura celestial [Terminada]
Hayran KurguTraicionado, herido y enojado, el cayó en las profundidades del peor infierno. Solo con su cuerpo y espada, se arrastro por la que debería ser su prisión. Con un odio y deseo de venganza por el causante de su desgracia, se arrastro hasta lograr su l...