Camino de Asura celestial [Terminada]

Capítulo 77: El Final de la invasión

Tres años...

La invasión que Percy había planeado como proceso para que la humanidad se acercara a la evolución y pudiera ganar el poder de ser más fuerte, estaba llegando a su final. Había tardado un total de tres años. Y, en ese total de años, habían sucedido muchas cosas. Los humanos habían luchado con uñas y dientes para sobrevivir y defender sus familias.

Hace algunos meses, los dioses también habían descendido para ayudar. Ninguno quería perder el poder de la fe, incluso si ya no era necesario para que puedan vivir. Con los dioses uniéndose al Reino de Dioses, ellos vivirían inmortales hasta que el mismo Reino deje de existir.

Amaterasu junto al resto de dioses Shinto, habían descendido una vez más en Japón. Odín y los suyos en los países nórdicos. Hestia y lo que quedaba de su familia, en Grecia y sus países cercanos. Los países donde habían nacido los mitos y leyendas de dioses habían vuelto a ver a sus dioses y recuperaron la fe en ellos.

El Dios Asura, había descendido en America para ayudar, junto a Gu Yuena, quien se había quedado en el reino mortal por unos años más para ayudar a su raza ha asentarse en el mundo y ayudar en lo que pudiera, logrando ganar algo de poder de fe incluso desde humanos, algo que acepto con una sonrisa.

Gracias a los mismos dioses, los humanos habían incursionado en la nueva forma de poder que Percy les había otorgado. Desde el momento en que Percy les concedió el poder de su sistema cultivo, ellos mismos habían descubierto cosas, lo que puso satisfecho a Percy.

Desde ese momento, los humanos que nacían, podían despertar cierto poder a la edad de seis años. Esto no era un espíritu marcial como el mundo douluo o los planetas de esa galaxia o aquellas cercanas. Algunos más raros que otros, algunos más fuertes que otros, pero ninguno inútil.

Fuego, tierra, agua, rayo, viento; estos eran los más típicos de ver y de los que más información se sabía. Luego estaban algunos más raros como: metal, madera, luz y oscuridad. Finalmente, los más raros y poderosos, tiempo y espacio. Estos dos últimos, Percy los decidió dejar, pero con una desventaja superior al resto: no solo necesitaba un cuerpo fuerte para entrenarlos, sino también cierta comprensión. Además, si uno en mil personas despertaba el elemento fuego, uno en un cien millones podría despertar un elemento más raro como la oscuridad o la luz. Así entonces, solo uno en mil millones podría despertar tiempo o espacio, lo que hacía que la cantidad de personas que pudiera despertar este tipo de elemento extremadamente raro y poderoso, sea un número muy bajo.

Muchas personas sintieron que absorber la energía que ahora recorría la tierra, haría ás fuerte su cuerpo y, al mismo tiempo, su respectivo elemento. Entonces, se formaron rangos. Estudiante elemental, Experto elemental, Maestro elemental, Rey elemental, Emperador elemental y Sabio elemental. Por supuesto, Percy sabía que habría más rangos en un futuro. Los humanos solo habían descubierto la punta del iceberg sobre el poder que les fue otorgado.

Percy estaba mirando desde el reino de los dioses como la batalla final de la humanidad estaba terminando. Era sorprendente que, en tan solo tres años, muchos hayan logrado llegar a un nivel de Sabio Elemental, que se podría comparar con un Emperador espiritual de seis anillos en el planeta douluo. Ese era un avance bastante grande en tan solo tres años.

"¡Ataquen! ¡Esta en su último respiro!", un hombre de cabello rubio saltó hacía el Rey Abisal que, bajo el poder de Percy, estaba muy debilitado. No había forma que una existencia con el poder de un Dios de primer nivel pueda perder en contra de los actuales habitantes de la Tierra.

El hombre golpeó con su puño hacía el Rey Abisal, dejando salir un enorme puño de fuego color azul. Desde detrás de él, enormes lanzas de hielo que representaban el elemento agua fueron disparadas. A cada lado también fueron ejecutados distintos poderes elementales. Lo sorprendente de esto no era la enorme cantidad de elementos que explotaban sobre el Rey Abisal, sino las personas que luchaban en su contra.