21 || ¡QUIERO QUE SEAS MI CUÑADA!

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EMMA

—Mamá, me voy a quedar un tiempo en la casa de Ty. Voy a ayudar a la señora María.

—Me parece bien, hija —dice papá.

—Iré a buscar mi ropa —digo y subo las escaleras, Leah me sigue.

Entro a mi habitación y agarro un bolso grande. Comienzo a meter ropa y cosas que necesitaré mientras me quedo allá.

Lo que más me entusiasma será quedarme en la habitación de Tyler.

Le presto a Leah el control para que encienda el televisor y así lo hace.

Mientras que ella ve la tele, yo recojo cosas.

Bajo a la cocina y agarro un chocolate de la nevera.

Vuelvo a la habitación y se lo extiendo a Leah.

—Gracias —sonríe y le devuelvo el gesto.

—De nada —digo—. Y... listo, terminé. Podemos irnos.

Bajamos las escaleras con mi bolso y me despido de mis padres.

—Te quiero —digo abrazando a mi madre.

—También te quiero —contesta mamá—. Adiós, pequeña.

—Adiós —se despide Leah.

Nos montamos en el auto y manejo hasta el portón. Lo abro y salgo de la residencia.

Llego a la casa de Tyler y pongo mi huella. Abro y entro.

Nos adentramos a la casa y subo hasta la habitación de Tyler.

Se siente tan triste, pero me siento bien al oler su perfume impregnado en las sábanas y en el ambiente.

Como ya es tarde, dejo el bolso de lado y me pongo la pijama.

Me acuesto en la cama e inhalo el olor de Ty.

Parezco psicópata, ¿a que si?

Sé que esto no me lo devolverá, pero al menos sentiré que lo tengo más cerca.

Cierro los ojos y escucho como tocan la puerta.

—Adelante —digo y veo como Leah entra con una almohada—. ¿Qué pasó, princesa?

—Llevo días teniendo pesadillas y mi hermanito no está para protegerme —dice estrujándose un ojo—. ¿Puedo dormir contigo?

—Claro que si —abro espacio para ella y se acuesta a mi lado.

La cubro con la sábana y dice:

—A Tyler le gustas —sonrío al escuchar eso.

—Lo sé —digo—, me lo dijo.

Me acuesto boca arriba y veo el diseño del techo.

—¿Enserio?

—Si. ¿Por qué? —pregunto.

—El me dijo que no te dijera nada —dice—. Le pregunté si tú eras mi cuñada y me dijo que no, pero que pronto lo serías —termina sonriendo y mi corazón da un brinco emocionado.

—¿Te dijo eso? —pregunto entusiasmada y ella lo nota.

Se sienta y dice:

—Me lo dijo —me siento riendo porque parecemos dos adolescentes.

Le agarro las manos y digo:

—¿Te puedo contar algo?

—Obvio que si— dice y yo tomo aire.

La chica que lo tenía todo (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora