25 || 1 mes

12 1 0
                                    

EMMA

Me sorprendo al escuchar lo que acaba de decir.

—¿Fuiste tú? —indago tontamente—. ¿Fuiste la persona que le mandó la foto a Tyler?

—Exactactamente, fuí yo —admite y me sorprendo más.

—¿Por qué lo hiciste? —digo extrañamente.

—Porque yo no te tengo rencor. Eres muy linda y no creo que alguien como Parker merezca a alguien como tú.

—¿Lo crees? —pregunto asombrada.

—Claro que lo creo. Hasta yo me dí cuenta de que te gusta tu mejor amigo —contesta y río nerviosamente.

Ah.

—¿Qué? —me sorprendo aún más—. ¿Se me nota?

—Emma —Leah me llama—, voy a la casa.

—Está bien, pequeña. Yo iré en un rato. Si tú madre pregunta por mí, dile que estoy hablando con una amiga.

—Okey —asiente y se va caminando.

—Se te nota hasta en cómo tratas a su hermana. Ojalá Parker hubiese sido tan bueno conmigo y contigo como lo era Tyler con Leah —dice y muerdo mi labio—. Lamento no haber podido venir antes, no quería que empezáramos el año nuevo con malas ideas de la otra.

—Bueno, gracias por contarme la verdad, me gustó ésta iniciativa —sonrío agradecida—. Cuando Tyler despierte, le contaré.

—Fue un placer verte, Emma. Espero que consigas despertar a Tyler. Nos vemos al empezar las clases —dice despidiéndose con la mano.

Por si se lo preguntan, ésta chica es una genia con eso de la tecnología. Por eso entró a la casa así, sin avisar.

—Gracias, Wen. Adiós.

Veo como se va y pienso en lo tonta que fui al convertirme en la novia de su hermano.

Él me gustaba, pero no lo suficiente como me hubiese gustado que fuese.

Me alegro de que me haya traicionado.

Yo tengo a alguien mejor.

Un cambio nunca hace daño, ¿no?

•••

Ha pasado un mes desde que Tyler cayó en coma.

Sigo extrañándolo, ayer fui a visitarlo y no se ve como el. Se ve débil y frágil. Siento que si lo toco, se puede desmoronar y eso no me está gustando.

Ayer cuando estaba con él, su corazón volvió a pararse. Solo el cielo sabe cuanto lloré y lo desesperada que estaba.

Los doctores lograron dejarlo como antes, pero el miedo sigue dentro de mí.

Me encuentro en su habitación. Estoy pasando los dedos por las paredes, pensando en lo que podría pasar.

La nieve se está descongelando y sigue quedando el mismo césped verde en el que jugábamos de pequeños.

En dos semanas entro a clases.

Mis padres y los padres de los chicos han ido a hablar con la directora. Le pagaron para que mandara varios tutores a nuestras casas y así ver clases desde allá. No nos sentimos animados aún.

Escribo su nombre en la pared con mi dedo.

Lo he pensado mucho y tomé la decisión de revelarle mis sentimientos el 14 de febrero.

Ese siempre había sido un día especial para nosotros.

Se supone que este año jugaríamos al "Amigo secreto", pero no estamos de acuerdo en jugar sin él.

Ese día le llevaré un lindo presente y le hablaré si es posible hasta quedarme sin voz.

Leah. Leah cumple sus 7 años en cinco meses y no está para nada entusiasmada con eso. Me imagino que es porque Tyler siempre la ayudaba a escoger la temática de las fiestas que le hacían y él ya no está.

Ella está bien, de vez en cuando hago el esfuerzo para hacerla reír y funciona, pero llega un punto en el que reír con su hermano en ese estado la hace sentir mal, cree que lo está traicionando porque él no puede reír.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras.

Me encuentro con Leah, quien está dormida en el sofá con el televisor prendido. Ella también empezará clases en casa.

Me acerco y me siento en el mismo sofá. Tomo un mechón de su cabello y lo enrollo en mi dedo. Lo suelto y la tomo por los brazos y me levanto con ella cargada.

Subo las escaleras y entro a la habitación de Tyler.

La dejo en la cama y como ya es tarde, me acuesto a dormir con ella.

•••

Al levantarme me percato de que Leah no está en la cama.

Seguro ya se despertó.

Camino hasta las cortinas y las abro para que entre la luz.

-¡SIII! —escucho la voz de un niño y sigo la voz con la mirada.

—¡NOOO! —escucho como Leah se ríe mientras grita.

Veo como el niño que reconozco como Jason —el mejor amigo de Leah—, corre hasta ella a lanzarle bolas de nieve y ella hace lo mismo.

Me sorprendo al ver como ríe, podría decirse que está riendo más fuerte que el día que Wen nos visitó.

»¡EMMA! —me grita al ver por la ventana— ¡Ven a conocer a Jason!

A Jason lo conozco de vista, pero nunca he hablado con él.

Es un pequeño rubio de 7 años, con ojos azules. Un sueño de niño.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras. Paso por el corredor y salgo de la casa.

Camino hasta el frente de la ventana de Tyler y me encuentro con dos pequeños tornados corriendo de un lado a otro.

—¡Leah! —la llamo porque no me ha visto.

—Jason, ven acá —lo invita al escucharme.

Juntos se acercan hasta mí y el chico me sonríe.

»¿Recuerdas que te hable de Emma? —pregunta y él asiente diciendo:

—Si, ella es tu... —Leah lo interrumpe.

—Shhhh —pone un dedo en su boca y yo río.

Interesante, ¿qué le habrá dicho?

Seguro le contó que su hermano me gusta. Esa pequeña es traviesa, era obvio que a alguien le iba a contar.

—Emma, él es Jason y Jason, ella es Emma —nos presenta.

—Hola, Jason —le extiendo mi mano—. Es un gusto conocerte.

—Hola —toma mi mano—. Igualmente.

Me sorprendo por lo educado que es. Ese niño sí que tiene modales.

—¿Quieres jugar con nosotros? —me pregunta Leah

—Si. ¿Que juegan? —indago.

—Estamos jugando a que tú corres y yo te tengo que atrapar lanzándote bolas de nieve —explica Jason y me río por la manera en la que lo dijo.

—¿Juegas?

—Si, vamos —los acompaño.

Nos colocamos en una especie de triángulo y comenzamos a armar nuestras municiones —así las llamaron—.

Corro hasta Jason y le lanzo una, le pega en el brazo y él corre y comienza a lanzar varias a la vez hacia Leah.

Así se nos pasó la tarde jugando.

La chica que lo tenía todo (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora