Lo que pudo ser...

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Lo que pudo ser...

Bueno, eso fue fácil, demasiado fácil, tanto que me encuentro pensando en ello y con una desconfianza sobre si fue una trampa, pero descarto el pensamiento porque en serio eso no tendría sentido. Sin embargo, yo esperaba un poco más de lucha y negociación, no tal facilidad para tomar de nuevo lo que no me avergüenza decir que es mío.

¿Soy un buen profesor, están escasos de personal o de alguna manera intuyen que deben temerme? Cuál sea el caso, de nuevo soy profesor de unas bestias incultas aunque tal vez, cuando inicie el nuevo semestre y el curso empiece, no me tocará un curso tan terrible cómo el anterior.

Lo que me fastidia es que mis clases ahora serán presenciales y aunque no son tantas horas, pero si dos cursos, no me hace feliz tener que verle la cara a un montón de personas que no están destinadas a ser mis amigos o que dudo que me caigan bien. Fácilmente podría olvidarme de esto, no necesito el dinero, tengo demasiado, más de lo que gastaré en mi vida incluso si mis hermanos afirman que mi ropa de cientos de libras son gastos baratos, pero me gusta creer que hago un balance en el mundo al dar clases.

No es que educar a la próxima generación haga un enorme cambio o compense los actos delictivos de mis hermanos del que soy cómplice al callarlo, pero al menos hago algún aporte bien intencionado o eso es lo que me digo, tampoco es que mi consciencia esté afectada, el último tiempo pasado en Austria claramente demuestra que mi moral no está muy cercana a la socialmente aceptable. Además de todo ese argumento de mierda expuesto, estoy harto de ver a tantos ignorantes impartiendo unas clases que son increíbles y presenciar a alumnos con falso de conocimiento obteniendo títulos universitarios.

Abro la puerta de mi camioneta arrojando el portafolio que traía conmigo porque estoy muy dispuesto a largarme a pintar o tal vez aceptar el almuerzo con Alex y su esposa Caddie que lleva en su vientre al demonio del infierno – palabras del futuro papá, no mías –; después de todo, aunque no me gustan los encuentros sociales, trato de compensar a mis amigos tanto cómo puedo luego de tanta ausencia que al parecer les dejo algún trauma que me fastidia porque ahora parecen dos molestas pulgas pegadas a mí.

Llevo dos semanas en Londres y aunque en un principio adaptarme fue extraño, con el pasar de los días las cosas se han vuelto tan fácil cómo respirar. He estado pintando, decidiendo en que exhibiciones participarán mis pinturas y frunciendo el ceño cada vez que veo esa horrenda publicidad de "Luego de un año de silencio, el E. Schwarzenberg tiene mucho que gritar con su arte" es una terrible línea para la exposición grande que se organizó para mí, pero por alguna razón funciona, porque las personas parecen emocionadas por toda esa mierda.

También han sido dos semanas desde que vi a Valerie, desde nuestro esperado reencuentro y más allá de unos pocos mensajes intercambiados con poca profundidad y una llamada de dos minutos cargada de silencios que representaban gritos no emitidos, no ha habido más. Y me enloquece, en serio lo hace, pero tengo que aguantarme y respetar todo ese espacio que pone entre nosotros para que piense, para que decida y es jodido cuando ayer vi fotos de ella, con ese tipo con el que salía, desayunando junto a un encabezado "¡Más juntos y felices que nunca!" Juntos y felices mi culo, ese tipo es pasado, tiene que ser pasado.

—Profesor Matters —dice una voz femenina.

Y me toma unos segundos recordar que ese soy yo, tendré que acostumbrarme a escucharlo en persona de ahora adelante. Volteando me encuentro con una rubia alta, seguramente a principios de sus veintes, con una sonrisa de dientes rectos y blancos junto a una mirada de ojos azules. Frunzo el ceño porque se mantiene con los ojos deslumbrados y la boca ligeramente abierta ¿Quién es y qué quiere?

El Motivo de Su Arte (Introducción #Enigmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora