Conoce a Rätsel (Parte III)

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Conoce a Rätsel (Parte III).

Niklas.

—No puedes matarme.

—¿No puedo? —pregunto sonriendo.

A veces se me hace difícil entender por qué algunos creen que no puedo hacer lo que quiero, no consiguen darse cuenta que pocas cosas me detienen y que si me lo propongo lo consigo.

Le extiendo una mano por encima de la cabeza y le sonrío aún más mientras lo anclo martillando sobre un destornillador para fijarlo contra la pared y listo, está justo cómo quiero: brazos extendidos hacia arriba y clavados con un destornillador sobre cada palma de sus manos, sosteniendo todo el peso de su cuerpo puesto que sus piernas cuelgan y no alcanza a tocar el suelo con los pies. Tiene el rostro ensangrentado por los golpes y un puñal clavado en el abdomen y aun así no es suficiente.

Veo al suelo en donde cuatro de sus hombres se encuentran muertos y un quinto aun gime de dolor, aferrándose a la vida que tarde o temprano va a perder.

Y estoy dispuesto a matar a muchos más si se interponen entre nosotros en este momento.

Acercándome a Santino tomo entre mis manos el lujoso rosario de oro que ahora tiene un poco de la sangre que gotea desde sus manos y su rostro. Siempre me parecerá ironico cómo estos malditos italianos se llenan la boca de su Dios y portan símbolos religiosos mientras comenten crimines que según sus cultos se consideran pecados.

Engancho mis dedos justo en donde se encuentra la cruz incrustada con algunos diamantes y tiro con fuerza haciendo que le magulle la piel del cuello antes de que se rompa y el rosario quede en mis manos.

—Qué chiste tan perverso es que alguien cómo tú lleve algo tan católico. Tu Dios no te salvará de mí, Santino —Le sonrío de costado dejando caer su accesorio al suelo—. No sabía que tendría esta oportunidad, pero no hay que desperdiciarla.

Tuve que presenciar de lejos cómo se reunía con algunos de los Fischer junto a algunos asociados y dirigentes políticos antes de seguirlo a su hotel a tan solo tres kilómetros. Me tomé un montón de molestias para llegar hasta aquí, asesinar a los hombres que lo custodiaban para poder tener a esta basura en mis manos.

Este bastardo arrogante no siente miedo o ruega, de hecho ríe con los dientes ensangrentados, pero no me desconcierto o molesta, al final todos se rompen solo que algunos tardan más que otros.

—Déjame adivinar, esto es por la puta de tu hermana.

Posiblemente me veo sereno incluso calmado, pero en mí se está gestando esa ira que me hará perder la cordura. Estoy seguro de que me está subestimando, que cree que lo que dicen de mí son simples rumores, chismes de pasillos alimentando cómo una especie de mito para asustar a cada nuevo soldado, pero él está equivocado. Hice cada cosa que se dice, algunas incluso fueron peores y nunca me he arrepentido.

—Lo que tu hermana no te dijo es que disfrutó cada vez que follamos —Continúa y todo lo que hago es verlo—. Ah, cuánto lamento la muerte de Maurizio, tan bondadoso y abierto a compartir.

—No lo lamentes tanto su muerte, se reencontrarán cómo viejos amigos en minutos u horas, aun no lo decido.

Retrocediendo lo atormento ante el hecho de no saber qué haré a continuación ni por qué no lo mato de inmediato, en su lugar me dejo caer sentado sobre la cama de sábanas blancas llenándolas de sangre mientras le hago un gesto con la mano para que continúe hablando y lo hace. Cada palabra me alienta a ser más creativo incluso si no cuento con demasiados instrumentos después de todo esto no estaba planeado, pero cuando las oportunidades se presentan no hay que desperdiciarlas.

El Motivo de Su Arte (Introducción #Enigmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora