Capítulo 22

1.5K 133 3
                                    

Agarré su mano y dejé que me levantara y me llevara a su habitación. No había estado en su habitación por años. Creo que la última vez que estuve aquí fue probablemente hace unos dos años cuando entré a cambiarme de ropa después de que tuvimos una enorme guerra de agua y Eva y yo nos habíamos quedado afuera. Su habitación era la misma que era entonces pero ahora tenía más cosas en las paredes. Como la camisa de Fútbol firmada que había conseguido por su cumpleaños de sus padres este año y sus trofeos que estaban alineados en algunos estantes.

Ella puso un poco de música tranquila y me acerqué a la estantería para ver dos fotos enmarcadas. Una de ellas era de Eva, Juliana y yo en el parque donde habíamos ido para un picnic cuando éramos niñas, yo tenía probablemente once o doce años. La otra foto era de mí y mi equipo de baile, tomada en una de las competencias que habíamos entrado. La levanté y la miré con curiosidad.

Juls: ―Me encanta esa foto ―dijo sonriendo hacia ella cuando se puso de pie a mi lado. La tendí hacia ella.

Val: ― ¿Cuándo tomaste esto?

Juls: ―Hace unos dos meses en el club de Richmond. Ganaron el primer premio y ustedes estaban saltando por todo el lugar, emocionados. ―Sonrió y frotó su pulgar sobre la imagen, antes de ponerla de nuevo abajo. Me acerqué a su cama y me senté.

Val: ―Wow, ¡tu cama es incómoda! No es de extrañar que te guste dormir en la mía ―bromeé, pasando la mano sobre su edredón. Se rió y se sentó a mi lado. No pude dejar de notar que se veía tan guapa cuando se reía. La empujé sobre la cama y me moví así estaba a horcajadas sobre ella, puse mis antebrazos cerca de su cabeza y me incliné de modo que nuestros rostros casi se tocaban―. Entonces Juls, quiero que me digas algo ―Suspiré, pasando mis manos por su pelo.

Juls: ― ¿Puedo besarte primero? Luego voy a responder lo que quieras. ―Su mirada se movió hasta mis labios por una fracción de segundo, antes de regresar a mis ojos.

Bajé mis labios a los suyos. Sus brazos se dirigieron inmediatamente alrededor de mi cintura, tirándome más cerca de ella, una de sus manos enredándose en mi pelo. Trazó su lengua por mi labio inferior poco a poco y no la rechacé esta vez, abrí mi boca, ansiosamente. Su gusto explotó en mi boca mientras deslizaba su lengua dentro, masajeando la mía con pasión, haciéndome gemir. Besar a Juliana parecía ser mejor y mejor cada vez. Estaba ardiendo en la necesidad de que me tocara pero también estaba consciente de que sus padres estaban al final del pasillo y sabían que estábamos aquí juntas. Me aparté los pocos minutos, ambas estábamos respirando duro. Estaba corriendo lentamente sus manos por mi cuerpo, desde la parte superior de mi cabeza hasta la cintura y de vuelta arriba de nuevo, mirándome con amor.

Estaba un poco sorprendida por la mirada en su rostro. Lo que su mamá dijo que era cierto, ella realmente estaba enamorada de mí, podía verlo en sus ojos.

Juls: ―Entonces, ¿qué es lo que quieres saber, Ángel? ―preguntó, sujetando ambas manos en mi trasero y apretando suavemente. Casi fui distraída, por sus manos; quiero decir, si sólo las movía un poco más abajo y más hacia el centro, ellas estarían exactamente donde mi cuerpo estaba gritando que ella estuviera. Sacudí mi cabeza para despejar los pensamientos lujuriosos, y sonreí a su hermoso rostro.

Val: ―Quiero saber.. ¿Por qué me llamas Ángel? ― Ella jadeó y se sonrojó un poco. Sonreí tranquilizadoramente hacia él. Gimió y sacudió la cabeza rápidamente.

Juls: ―De ninguna manera. No voy a responder eso ―se quejó, dándome la cara de cachorro que no podía resistir.

Val: ―Vamos, dijiste que ibas a responder cualquier cosa que quisiera ―animé. Frunció el ceño y sacudió la cabeza. OK, voy a intentar otra táctica―. ¿Por favor? ―Supliqué, picoteando sus labios―. ¿Por favor? ―Susurré, besándola de nuevo ― ¿Por favor? ― Gimió y tomó una respiración profunda mientras la besaba por el cuello.

Juls: ―Te llamo Ángel porque honestamente creo que Dios puso un ángel en la tierra sólo para mí ―admitió, tomando mi rostro en sus manos haciéndome mirarla. Tomé una bocanada de aire inestable. Así que era cierto lo que dijo Lupita. Mi corazón estaba acelerado en mi pecho mientras seguía hablando―. La primera vez que te vi pensé que eras un ángel directamente del cielo. Eras tan hermosa que me dejaste sin aliento. Todavía lo haces, todos los días.

Val: ―Eso tiene que ser la cosa más dulce que jamás he escuchado Juls ―murmuré besándola cariñosamente. Me devolvió el beso y rodó así que estaba debajo de ella―. Podría besarte todo el día ―susurré, mientras besaba por mi cuello, mordisqueando suavemente sobre la piel y haciéndome gemir jadeante.

Juls: ―Mmm, eso suena como un buen plan ―murmuró contra mi piel. Envolví mis piernas alrededor de su cintura y tiré de ella más cerca de mí, besándola con todo lo que tenía. Me sujetó los brazos por encima de mi cabeza y me besó de nuevo antes de trazar besos a través de mi mejilla hacia mi oído―. Te amo, Ángel― susurró. Mi corazón se detuvo y mi cuerpo comenzó a temblar, pero no sabía qué decir.

Val: ―Yo... Yo... Juls... Yo...

Me besó de nuevo, impidiéndome hablar. Sentí su agarre aflojar en mis muñecas, así que envolví mis brazos alrededor de su cuello, tirando de ella hacia mí.

Juls: ―No tienes que decir nada. Me he sentido así sobre ti durante años pero apenas has dejado de mirarme como la mejor amiga gilipollas de tu hermana. Sólo quería decir las palabras para ti, eso es todo. He estado esperando para decirlas durante mucho tiempo ―dijo alejando mi pelo de mi cara. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y la besé con fuerza por toda su cara, antes de finalmente besarla largo y duro en su boca perfecta.

LA CHICA QUE SE ESCAPA POR MI VENTANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora