Capítulo 34

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Cogí un par de sándwiches y bebidas. Juliana insistió en pagar y llevar la bandeja como siempre. Me dirigí hacia su mesa y me senté a su lado. Eva ya estaba allí con alguna de los miembros del equipo, mis amigos se sentaron, también, tomando los últimos asientos. Desgarré la envoltura de mi sándwich y estaba a punto de morderlo cuando una sombra cayó sobre mí.

Lucho: —Hola —dijo sonriendo, estaba ligeramente ruborizado. Tragué, sintiendo que mi estómago se hundía un poco.

Val: —Er... hola.

Lucho: — ¿Te importa si me siento contigo? —me preguntó mirándome de manera esperanzadora.

Vi a Eva tensarse desde la esquina de mi ojo. Miré alrededor de la mesa completa.

Val: —Um.... —me callé, mordiéndome el labio.

Lucho: —No importa, no te preocupes. Sólo pensé que debería presentarme. —Se encogió de hombros, ruborizándose con más fuerza, cambiando de un pie a otro incómodamente. Esme me pateó por debajo de la mesa.

Val: — ¡Ay! ¿Por qué demonios fue eso? —pregunté, frotándome la pierna. Me miró ferozmente. Sabía exactamente por qué era, tenía que pedirle que se sentara con nosotros por ella o no escucharía el final de esto esta tarde. ¡Oh Dios, mátame ahora!—. Está bien, Lucho, agarra una silla, puedes sentarte en el extremo de aquí —sugerí, moviendo mi bandeja para que él pudiera poner su plato y su bebida. Él sonrió y se relajó.

Lucho: —Gracias, Valentina —dijo, sonriendo agradecidamente mientras se alejaba para agarrar una silla a un par de mesas de distancia. Volteé hacia Esme, frunciendo el ceño.

Val: — ¡Eso dolió endemoniadamente Esme! En serio, ¡no es tan ardiente! —le dije en un susurro gritado.

Esme: —Sí lo es. —Asintió con entusiasmo, riendo y terminé riendo con ella. Maldita chica cachonda. Lucho se sentó en el extremo de la mesa.

Lucho: —Así que, esto es raro, ¿eh? —afirmó, sonriendo tímidamente. Reí incómodamente.

Val: —Vaya, eso es un eufemismo y medio. Si piensas que es raro, prueba con desconcertante y embarazoso —bromeé, haciéndolo reír.

Lucho: —No soy tan malo —se quejó, fingiendo dolor. Decidí simplemente salir de ahí y preguntar lo que me había estado molestando toda la mañana.

Val: — ¿Cómo sabes quién soy? —pregunté en voz baja. Él sonrió.

Lucho: —León me mostró una foto tuya, sin embargo no he visto una de tu hermana, así que no tengo idea de quién es —explicó, encogiéndose de hombros.

¿Mi papá tenía una foto mía? En realidad no estaba muy segura de cómo sentirme al respecto. ¿Por qué demonios tendría una foto mía, y no una de Eva? Ni siquiera quería pensar demasiado en esa pregunta en caso de que se me ocurriera una respuesta que no me gustara. Apunté a Eva.

Val: —Ella está justo ahí. Eva, Lucho, Lucho Eva —dije, ondeando una mano entre ellos en presentación.

Eva: —Eh, ¿cómo te va? —gruñó Eva, su rostro era severo y para nada amigable. Lucho se retorció un poco en su asiento... Eva podía ser bastante intimidante si quería serlo.

Lucho: —Sí, bien gracias. Es bueno conocerte —respondió nerviosamente.

Esme me pateó de nuevo bajo la mesa en el lugar exacto de la vez anterior, haciéndome contraerme de dolor. La miré ferozmente en advertencia; ella obviamente quería que la presentara también.

Val: — Lucho estos son mis amigos, Sergio, Camila y Esmeralda. Esta es mi novia, Juliana — afirmé, presentando a cada uno de los que estaban en nuestro extremo de la mesa. Lucho sonrió cálidamente.

LA CHICA QUE SE ESCAPA POR MI VENTANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora