Capítulo 31

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Tras finalmente separarme de Juliana el sábado por la mañana, literalmente no podía mantener alejada la sonrisa de mi cara. Fue tan increíble la noche anterior y fue mejor de lo que alguna vez pensé que podría ser. Fue tan dulce, paciente y tierna conmigo, tomándoselo todo lenta y tranquilamente. No pude haber pedido una novia más cariñosa.

Val: —Vamos chica amorosa, vámonos —ordené, deslizándome en un pantalón de chándal y una camiseta sin mangas lista para la práctica de baile. Agarró mi cintura y besó la parte trasera de mi cuello.

Juls: —Está bien. Pero por favor trata de no sacudir demasiado ese lindo trasero en mi rostro, o quizás tenga que rasgar esos sexys pantalones y tomarte justo en frente de tu equipo —gruñó, mordisqueando suavemente mi cuello.

No pude evitar reírme ante el comentario. Nunca me había dicho nada como eso antes y me sonrojé como loca mientras golpeaba su hombro.

Val: —Sal de mi cuarto mujerzuela —bromeé empujándola, riendo. Sujetó mi mano, tirando de mí, sonriendo felizmente. No pude evitar más que mirar a su trasero mientras caminaba enfrente de mí hacia el pasillo. ¡Wow, me ha convertido en una pervertida también!

La práctica de baile fue genial. Parecía que finalmente me estaba saliendo el levantamiento con el que había estado teniendo problemas la semana pasada, así que por lo menos no me caí sobre mi trasero demasiado. Para el momento en que terminamos estaba cansada y sudorosa. Juliana se sentó ahí pacientemente observando como de costumbre, bromeando con Karla. Parecía que estaba sonriendo más de lo normal. Supongo que fue difícil para ella, esperar una semana entera para tener sexo, apuesto que nunca había hecho eso en su vida. Probablemente estaba satisfecha de finalmente tener algo la noche anterior después de todo el flirteo que había hecho recientemente.

Espera, ¿sólo habíamos estado saliendo una semana? Me reí para mí misma, vaya, era una zorra. Me acosté con una chica con la que he estado saliendo por una semana; ¡Nunca pensé que podría decir eso! Parecía como si hubiéramos estado juntas desde siempre porque todo era sólo demasiado fácil y la había conocido durante tanto tiempo.

Cuando terminamos de practicar, fuimos a un pequeño café y compramos sándwiches, llevándolos a un parque para comerlos. Juliana se sentó bajo la sombra de un árbol, abriendo sus piernas para que me sentara entre ellas. Cuando estaba a punto de sentarme, me detuvo.

Juls: —Espera, Ángel. —Se quitó su sweater con capucha y lo tendió en el suelo para que me sentara sobre ella.

Val: —Gracias. —Sonreí agradecidamente, dentándome y recargándome en su pecho, comiendo mi comida. Como de costumbre, Juliana inhaló su comida y envolvió sus brazos a mí alrededor, meciéndose suavemente mientras yo terminaba de comer. Nunca pensé que alguna vez podría tener algo como esto y menos con una chica. Cada vez que pensaba en salir, me había asustado como el infierno porque nunca quise que ninguna persona me tocara de esa manera. Después de lo que mi padre había hecho con todo el toqueteo, supongo que estaba un poco asustada. Todo el tiempo había pensado que nunca quise un novio o en este caso una novia, jamás me di cuenta que ya tenía a la chica perfecta que era dulce, amable y que me mantenía a salvo todas las noches.

Val: —Podría quedarme aquí para siempre —mascullé cerrando mis ojos, suspirando con alegría. Besó el lado de mi cabeza.

Juls: — ¿No te arrepientes de dormir conmigo entonces? —preguntó. Me giré para mirarla de frente, pretendiendo pensar acerca de ello.

Val: —Eso depende. ¿Vas a dejarme ahora que me rendí? —bromeé. Me sonrió maliciosamente.

Juls: —Hmm, quizás debería —contestó, besándome suavemente. Sonreí contra sus labios.

LA CHICA QUE SE ESCAPA POR MI VENTANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora