Capítulo 43

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Narra Valentina

Val: — ¿Qué demonios? - Me senté rápidamente. Juliana puso su mano en mi hombro.

Juls: —No te levantes —dijo severamente. Jesús, ¿la condenada chica estaba siendo arrestada y todavía estaba preocupada por mí?

Val: — ¡Esto es estúpido! ¡No pueden arrestarla, no fue su culpa! —grité desesperadamente, mirando a los dos hombres que estaban observando a Juliana ponerse sus zapatos. ¿Por qué demonios está tan calmada con esto? ¿Esperaba que algo así sucediera?

Policía: —Ha habido un serio reclamo, Señorita. Necesitamos investigarla —declaró el hombre, sin siquiera molestarse en mirarme.

Juls: —Ángel, todo está bien. No te preocupes —me aseguró Juliana. ¿Bien? ¿Cómo esto está bien? Se giró para mirar al hombre que sostenía su brazo— ¿Puedo besar a mi novia? Acaba de ser operada —rogó. El rostro del hombre se suavizó levemente y soltó su brazo. Juliana se inclinó y me besó suavemente en los labios— Te amo Ángel. No empieces a estresarte por mí. Necesitas descansar — ordenó, acariciando suavemente mi rostro.

Mientras se alejaba, entré en pánico. No podía dejarla ir, la necesitaba. Lancé mis brazos alrededor de su cuello y me negué a soltarlo.

Val: —Por favor no se la lleven, ¿por favor? Esto no fue su culpa, todo fue mi culpa. Debería sólo haberme quedado en su casa. No debería haber ido a casa, ¿por favor? —rogué, agarrando mis manos en el cabello de Juliana, sollozando en su hombro.

Policía: —Señorita, tiene que dejarla ir ahora —declaró el mismo hombre. Tensé mi agarre en Juliana, probablemente lastimándola pero ella no se quejó—. ¡Señorita! —ladró el hombre.

Juliana frotó sus manos por mis brazos suavemente, desenganchando mis manos de su cabello. Cuando estuvo libre de mis brazos, se alejó para mirarme. Estaba estresada y preocupada, podía decirlo por sus ojos.

Juls: —Te amo —prometió, besándome suavemente en los labios de nuevo.

Val: —También te amo —susurré, no confiando en mi voz para hablar de nuevo.

Juliana se puso de pie y el hombre inmediatamente llevó sus manos detrás de su espalda, esposándola. Los ojos de Juliana no dejaron los míos mientras sentía mi corazón rompiéndose de nuevo. Pensé que después lo que me ocurrió nada podría ser más doloroso. Estaba equivocada.

Observé mientras la llevaban hacia afuera de la habitación dejándome sola. Me sentí enferma. No podía dejarlos hacer esto, esto no era su culpa. Podría presentar cargos también, entonces verían que mi padre me golpeó primero y luego Juliana sería liberada porque estaba defendiéndome. Pero no la dejarían libre por eso, ¿No? Defenderme es una cosa pero ella se volvió loca, nunca creerían que lo que hizo fue en defensa propia.

Pongo mis manos sobre mi rostro, intentando pensar en algo. En cualquier manera, Juliana se metería en problemas por esto porque mi padre había presentado cargos, aún si presentaba cargos contra mi padre, los cargos de Juliana seguirían en pie. Autodefensa o no, aún sería acusada de LCG (Lesiones corporales graves) porque lo hizo a pesar de que fue provocado. No puedo tomar el riesgo de que fuera liberada. ¿Y si no lo era? ¿Y si era enviada a la cárcel por esto y la perdía?

En la única cosa que podía pensar era en conseguir que mi padre quitara los cargos. Tomé mi teléfono y llamé a Eva. Contestó en el segundo tono.

Llamada

Val: —Eva, Juliana fue arrestada—

Dije simplemente.

Eva: — ¿Qué demonios? ¡No hay manera! —

LA CHICA QUE SE ESCAPA POR MI VENTANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora