Elliot

12 La anciana Josephine.

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La anciana Josephine.

Una vez en el túnel, Elliot pudo respirar con relativa tranquilidad, todo había salido de acuerdo al plan y sus amigos estaban sanos y salvos por ese momento al menos.

-¿Estás loco Ennio?, ¿Qué acabas de hacer? – Elsa sonaba alterada -, ¿Libizo?, en serio, no sé qué estabas pensando pero acabas de complicar todo a escalas monstruosas. Ese demonio es muy peligroso, nuestro padre dio la vida por detenerlo, ¿Qué estabas pensando? – Parecía que estuviera a punto de estallar. Hasta ese momento, una faceta que no había mostrado antes.

-Lo siento, estaba actuando bajo presión, fue lo mejor que pude pensar. No estábamos en condiciones de pelear contra esos tres, no te ofendas Elliot – Ennio miro a su compañero que intentaba relajarse un poco y solo negó con la cabeza – Pero prácticamente habría tenido que enfrentarlos yo solo. El chico es un novato. Aunque por cierto, buen trabajo – Le dio una palmada en la espalda.

-¿Eso era un demonio?, Fantástico, ahora no solo tenemos que cuidarnos de la gente sombra – Hesper al fin rompió su silencio mientras caminaba junto a todos los demás a través del largo pasillo.

-Y no cualquier demonio. Esa cosa, va a tomar control de todos los entes en este pueblo, las sombras son su especialidad, además de liberarlo, también lo han vuelto más fuerte – Elsa seguía alterada, como si tuviera miedo de lo que aquel ser putrefacto pudiera hacer.

-De nada, fue un placer salvar sus traseros – Elliot soltó un comentario sarcástico como si les estuviera recriminando el hecho de que habían tenido que pasar por muchas dificultades para poder rescatarlos de sus captores.

-No es que no esté agradecida, pero esto está mal. Muy mal, no tienen ni la menor idea de lo que acaban de hacer – La chica sacudió la cabeza y apresuro el paso para ponerse frente a todos y dedicarles una mirada de advertencia – Las cosas se van a complicar. Mucho -.

-¿Quieres tranquilizarte un poco? – Ennio estaba tomando las riendas en el asunto de nuevo – Ya sé que eso estuvo mal. Y también se lo que haber liberado a Libizo representa, pero realmente no teníamos muchas opciones. En lugar de preocuparnos por eso, deberíamos buscar una solución, digo… ahora que estamos juntos de nuevo tenemos que averiguar cómo vamos a terminar con todos esos hijos de puta. Incluido ese demonio -.

Ennio no lo demostraba demasiado pero estaba muy feliz de tener a su hermana de regreso y de haber enseñado una lección a sus antiguos enemigos. Su ego se encontraba por los aires en ese momento. A pesar de todo, siempre había estado consiente de lo que estaba haciendo, al final había decidido tomar el camino más difícil pero también sabía de antemano que conquistar los problemas más complicados llevaba consigo una recompensa mucho mayor. No quería admitirlo pero en el fondo sabía que su manera de actuar había sido imprudente y estúpida. Estaba desesperado por encontrar una solución y eso había sido lo mejor en lo que pudo pensar.

Caminaron por el pasillo hasta llegar al otro extremo en donde se encontraba la salida. Ennio quito los seguros y el candado que el mismo había colocado. Entonces abrió la compuerta con completa seguridad, como si supiera de antemano que no habría enemigos al otro lado y en efecto, el bar de Leroy estaba completamente despejado cuando todos salieron. El mueble que habían usado para reforzar la entrada había sido removido pero no existía señal alguna de la gente sombra en el lugar.

-¿A dónde fueron todos? – Elliot preguntó mientras observaba los alrededores con desconfianza. Había aprendido a analizar su entorno en busca de enemigos de manera inconsciente.

-Prefiero no pensar en eso, aunque para responder a tu pregunta: fueron a conocer a su nuevo líder – Ennio respondió a la vez que encendía un cigarrillo para después buscar en su mochila y extraer un mapa del pueblo que colocó sobre una de las mesas polvorientas -, Ahora mismo, el lugar más seguro en todo el pueblo es… este – Señalo la ubicación de una iglesia.