Elliot

10. Secretos del pueblo.

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Secretos del pueblo.

Para darles un golpe de suerte, el Jeep había quedado intacto tras el ataque de la noche anterior dado a que la multitud buscaba acabar con ellos y no con sus pertenencias, aunque no podía decirse mucho del camper que difícilmente podrían devolver a su estado natural.

La canción “Ace of spades” sonaba a todo volumen en el radio mientras Ennio conducía como un maniaco con toda la velocidad que el terreno le permitía. Elliot estaba realmente asombrado de lo bien que su compañero estaba llevando la situación, es decir, su hermana estaba secuestrada por tres locos y estaban dirigiéndose a una situación sumamente peligrosa en la que había probabilidades de salir muertos, ¿Quién en su sano juicio podría hacerlo con tanta calma y estilo?, el tipo incluso estaba cantando la melodía y fumando un cigarrillo mientras sus lentes de sol bloqueaban la luz para darle mayor comodidad al conducir. Elliot estuvo a punto de sugerir que apagara la música para permanecer de incognito pero perdió los ánimos de hacerlo dado al ya conocido temperamento del conductor, además seguro que sabía lo que hacía… o al menos eso aparentaba.

El chico no paraba de repetir una y otra vez el plan en su mente que aunque era bastante simple, seguía desconociendo a que se refería Ennio con eso de “desatar el infierno”, lo cual le causaba un gran problema de inseguridad e incertidumbre, el solo pensar en las mil y un maneras en que aquella frase se representaba en su mente le revolvía el estómago y disparaba una pequeña carga de adrenalina en su sistema, sin embargo al poco tiempo lograba conservar la compostura y se volvía a mentalizar para cumplir con su parte al pie de la letra sin titubear.

-En serio, Motorhead es la mejor puta banda de toda la historia – Ennio le dio la última calada a su cigarrillo y luego lo arrojo por el camino dejando la colilla atrás muy rápidamente.

-¿Es en serio?, ¿cómo puedes pensar en eso con todo lo que está pasando?, es decir, no me mal interpretes pero… ¿no se supone que deberías estar tan nervioso como yo?, estamos a punto de meternos en problemas con una posibilidad alta de suicidio involuntario, no logro entenderte – Elliot rompió el silencio al fin tras escuchar el ultimo comentario de Ennio. Simplemente no podía concebir la idea de que se mantuviera tan tranquilo ante semejante situación, era algo más que difícil de creer.

-Ese es tu problema noob. Te preocupas demasiado. Escucha, tenemos un plan, lo repasamos toda la noche, sabemos que hacer. No tiene caso preocuparse por nada, las cosas que suceden, pasan y ya, no puedes hacer nada al respecto, si actuamos bien todo saldrá a la perfección, si la cagamos entonces todos nos vamos al infierno, punto. No hay más que decir. ¡Relájate! – La confianza de Ennio en sí mismo era sorprendente, incluso cuando la noche anterior había mostrado signos de debilidad al casi rogarle a Elliot para que lo ayudara. En el fondo estaba preocupado, si no lo estuviera sería algo inhumano, sin embargo había aprendido a la larga que en su trabajo mostrarse aunque sea un poco frágil lo convertía en un objetivo fácil, lo último que quería era que su amigo el novato del negocio lo viera flaquear y perdiera las fuerzas para hacer su trabajo. Era simple mentalidad de líder y mucho egocentrismo también.

Elliot sacudió la cabeza como diciendo “Eres un lunático”, después se limitó a continuar observando el camino hasta que súbitamente el auto se detuvo y la música paró de sonar. Miró a su compañero en busca de una explicación solo para verlo saltar por encima de la puerta del vehículo. Entonces se dio cuenta de que el resto del camino seria a pie, después de todo era tonto pensar que llegarían al pueblo con la fiesta en la radio y el automóvil anunciandolos con el rugido de sus motores.

Ennio tomó sus dos pistolas y la daga de su hermana mientras que Elliot solo contaba con su escopeta del día anterior. Tenía el guante de Mauthani guardado en el bolsillo de su pantalón, especialmente colocado para poder enfundárselo cuando el momento adecuado llegara, era parte crucial del plan que Allan y sus compañeras no lo notaran antes de tiempo.