3. Cena para cuatro.

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Cena para cuatro.

La mesa estaba servida, cuatro sillas esperaban a sus invitados. Al centro se encontraba un recipiente con arroz y a un costado una charola con los pedazos de carne mas grandes que Elliot había visto alguna vez. Gloria sonreía como si nunca hubiera pasado nada y la herida en la cabeza del chico fuera invisible, por su parte Rosco mantenía su actitud poco amigable y esperaba sentado en uno de los extremos. Le dedicó una mirada de intimidación.

Elliot miró a Hesper sin saber que hacer, cuando vio que este se sentaba él lo imitó y también tomó su lugar en la mesa, la ultima en sentarse fue gloria después de servir los platos frente a cada uno de ellos. En breve Rosco empezó a rezar, todos bajaron la cabeza menos Elliot.

-Señor, te damos gracias por los alimentos que vamos a comer, sin tu ayuda no seria posible mantener a esta hermosa fami... -, Hizo una pausa y miro al chico con todo el odio del mundo -, Elliot, baja la maldita mirada cuando estoy dando gracias al señor, o respetas mis reglas o... -, Puso una pistola en la mesa con mucha fuerza -,Te vuelo la puta cabeza -.

La alerta de alarma interna de Elliot se puso en máximo peligro y de inmediato bajo la mirada sin decir absolutamente una palabra. ¿Que pasaba con ese tipo?, estaba dando gracias como un buen creyente y de repente se interrumpía para lanzar una amenaza de muerte. Ahora comprendía a lo que se refería Hesper con que eran extraños.

Por la mente del chico pasaban mil y una cosas, estaba formulando todo tipo de explicación racional posible a lo que estaba viviendo en esos momentos, sin embargo cada una parecía tan poco probable como la anterior, no había nada de racional en que de pronto aparecieran dos personas idénticas a sus tíos y resultaran ser una especie de dementes peligrosos que secuestraban a los jóvenes de la familia para jugar a la casita.

La verdad era que Elliot no hubiera probado jamas esa comida en otras circunstancias, sin embargo el tener un arma apuntando en su dirección y el hecho de que no había comido nada desde esa mañana lo llevo a traicionar su instinto de supervivencia y probar el primer bocado una vez que Rosco terminó sus oraciones hipócritas.

El sabor no estaba mal, de hecho era bastante bueno. Supuso que al menos no moriría de hambre mientras estuviera ahí, tampoco era que planeara quedarse por mucho tiempo. Una idea cruzo por su cabeza y tuvo miedo del síndrome de Estocolmo por primera vez en su vida, lo mejor era no acostumbrarse a nada de lo que pudiera vivir en ese lugar.

Mientras Rosco y Gloria hablaban sobre lo maravilloso que había sido su día, Elliot no paraba de maquilar ideas sobre como escapar de ahí. Supuso que podría tomar el arma en un descuido, amenazarlos para salirse con la suya y obligarlos a dejarlo huir, sin embargo el miedo lo invadió. ¿Que pasaría si fallaba?, probablemente esa era una idea estúpida así que la descarto por completo, necesitaba formular un plan bien elaborado y a prueba de fallas, no podía permitirse un solo error o acabaría peor que con una herida en la cabeza, terminaría asesinado a manos de sus captores.

-¿En que tanto estas pensando Elliot? - Gloria interrumpió sus pensamientos con su voz insoportable y el chico casi dio un salto del susto, logro contenerse a tiempo para no aparentar algo que no quería.

-No estarás pensando en escapar ¿o si? -Rosco irrumpió en la conversación, parecía que disfrutaba cada que se dirija a Elliot para intentar intimidarlo

-No para nada, si el lugar es encantador y ustedes son finísimas personas– Las palabras salieron de la boca del joven con un tono sarcástico antes de que pudiera pensar lo que iba a decir. Probablemente no debía hacer enojar al loco con la pistola.

-¿Acaso eres un maldito mal agradecido Elliot?, ¿Quieres regresar a casa tan pronto?, ¿No te gusta la hospitalidad de mi esposa? - Rosco volvió a tomar el arma con su mano derecha. Cada pregunta estallaba en los oídos de Elliot y provocaba una aceleración en su corazón aun mas poderosa que la anterior. Por un momento, pensó que perdería el control y todo se acabaría en menos de lo que él pudiera reaccionar, sin embargo Hesper interrumpió intentando calmar las cosas.

-Espera padre, no eches a perder la cena que mi madre preparo con tanto cariño – Sonaba tranquilo pero Elliot pudo ver como apretaba los puños por debajo de la mesa. Realmente le costaba trabajo fingir que aquellos dos eran sus verdaderos padres -, Ademas Elliot esta cansado, es su primer día, no seas duro con el – Finalizó como esperando a que sus palabras resultaran efectivas.

-Y ahora mi maldito hijo quiere ponerme en ridículo frente a este arrimado – Rosco se puso de pie y el volumen de su voz aumento a grandes rasgos -, ¡Se acabo!, ¡La cena se acabo para ustedes!, ahora largo de mi mesa antes de que me hagan faltar al respeto a mi hogar. Quiero verlos en su habitación dormidos en menos de diez minutos -.

Hesper se levantó de inmediato y le hizo un gesto con la cabeza a su primo para que lo siguiera, su mirada era clara: no hagas que esto empeore más, ahora mueve tu trasero. Elliot también desocupo su asiento y comenzó a moverse en dirección a las escaleras.

-Oh chicos ¿por que no pueden ser mas educados? -Gloria parecía apunto de llorar mientras sostenía un pedazo de carne clavado en su tenedor. En otra ocasión eso hubiera parecido gracioso.

Cuando Hesper pasaba junto a su padre falso este lo tomo por el brazo con mucha fuerza y lo miro directo a los ojos.

-¿A ti te gusta hablar para defender a los mal agradecidos no? - Se detuvo unos segundo como pensando en algo y luego continuó -Pues eso se acabo... mañana a primera hora voy a coserte la maldita boca para que aprendas a no volver a interrumpirme -.

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora