26. Una última cosa por hacer.

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Una última cosa por hacer.

El mundo pareció girar más de prisa y poco a poco, la obscuridad que reinaba en el cielo fue desapareciendo para dar lugar a un hermoso amanecer. Habían perdido a un amigo, pero como un último acto, este les había regalado la felicidad de poder volver a ver la luz del día.

-¿Acaso nos llamó idiotas? – Ennio intento disimular que él también estaba siendo afectado por la reciente desaparición de Hesper mientras se levantaba del suelo con el rostro cubierto de polvo. Había perdido personas importantes antes y de cierto modo estaba medio acostumbrado al sentimiento. Sin embargo nada te preparaba para afrontar la partida de un ser querido.

Elsa tuvo sus dificultades para moverse hasta donde estaba Elliot, cuando llego hasta él se puso de rodillas y le dio un cálido abrazo con las fuerzas que le quedaban.

-Gracias – Fue todo lo que pudo decir antes de comenzar a llorar en el hombro de su amigo. Ciertamente aquella había sido una de las aventuras más difíciles que habían tenido. Sus vidas se habían visto amenazadas en más de una ocasión y ni siquiera todo lo malo que les había sucedido había sido suficiente para hacer que el chico se rindiera. Ella estaba muy consciente de que de muchas maneras, le debían mucho a su coraje.

-Se fue... se fue para siempre – Elliot tampoco pudo contener las lágrimas y se unió a la chica en su dolor. Ahora jamás sería capaz de cumplir la promesa que le había hecho a Hesper: sacarlo de aquel lugar con el fin de devolver la sonrisa a su rostro. Si bien su sacrificio no había sido en vano, el chico no sabía si había valido la pena perder a uno de los suyos para poder seguir adelante. Incluso si esa persona nunca había existido en realidad.

Ennio se rasco la cabeza sin saber que decir. No era muy bueno en eso de dar palabras de aliento o ayudar a otros a sentirse mejor. Lo mejor que podía hacer era quedarse callado y demostrar un "estoy aquí para ustedes" a su propia manera. Caminó hasta ellos y los ayudo a levantarse, ambos se apoyaron en él para poder mantenerse de pie ya que al parecer era el único que no tenía ningún daño aparente gracias a su nueva habilidad de sanación rápida.

-Vamos mocosos, todavía tenemos que salir de aquí – Dijo sin muchos ánimos. Aquella no parecía una victoria digna de recordar.

En ese momento apareció de la nada frente a ellos un cofre de madera color negro. Solo Elliot pareció sorprenderse ante el evento.

-¿Qué es eso? – El chico preguntó más por obligación que por curiosidad.

-Es nuestra recompensa. ¿Parece como sacado de un videojuego no?, ¡Y eso que no rescatamos a la princesa! – Ennio se arrepintió de ese último comentario pero los demás parecían ya estar acostumbrados a su falta de capacidad para medir sus palabras.

-Las sombras no eran más que sentimientos de las personas del pueblo que tomaron forma y luego se corrompieron. Al destruir el cimiento los destruimos pero también los liberamos. En ocasiones cuando completamos un trabajo recibimos algo como esto en agradecimiento. ¿No creerías que alguien nos pagaba por hacer lo que hacemos o sí? – Elsa comentó un poco más animada, luego le dio una palmadita en la espalda a Elliot -, Vamos ábrelo. Creo que esto te corresponde más a ti que a nosotros -.

-Espera... ¿Qué?, Eso no es justo, ¿Cómo vamos a pagar por la remodelación del camper?, Exijo que... - Ennio empezó a reclamar pero al ver la mirada fulminante de su hermana posada sobre él se quedó callado y puso cara de niño regañado – Como sea... es tuyo enano -.

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora