25. Sacrificio.

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Sacrificio

Elliot respiró al fin con un poco de tranquilidad al ver a uno de sus enemigos derrotado para siempre. Entonces escuchó un golpe hueco y cuando giro la vista para mirar lo que sucedía se encontró con Ennio tirado en el piso. Al parecer la muerte de Libizo había amedrentado también sus fuerzas, ese era otro punto a su favor.

-Parece que solo quedamos nosotros. Te atreviste a matar a nuestro maestro y por eso pagaras con sangre – De la boca de Hesper volvían a salir todas aquellas voces atrapadas en su interior. Jamás volvería a ser el mismo y eso provocaba una sensación de inseguridad en el chico. De verdad no quería hacerle daño a alguien con quien había compartido tantas cosas. Sin embargo no parecía tener otra opción.

-Liberen a Hesper, él no tiene nada que ver con esto – La mirada de Elliot era más aguerrida que nunca antes. No iba a permitir que sus amigos recibieran más daño pero tampoco quería pelear en una batalla en la que de todos modos estaba destinado a perder.

-¿No tiene nada que ver?, Por supuesto que sí. Él es nosotros ahora y no puedes cambiar eso. No tienes opción pequeño idiota, pelea por tu vida o desaparece del camino de una vez por todas – El cuerpo poseído de Hesper levantó la voz al mismo tiempo que volvía a desvanecerse en una figura incorpórea y sombría que salió disparada en contra del chico.

Justo antes de recibir el impacto, Elliot cerró su puño con fuerza y fue envuelto por una especie de escudo luminoso que despidió a Hesper al contacto, como si se hubiera estampado contra una pared de concreto luego de correr directamente hacia ella.

Él no tenía ni idea de cómo era que estaba ejecutando aquellas nuevas habilidades, simplemente lograba hacerlo como por instinto. Como si siempre hubiesen estado dormidas en su interior esperando a ser liberadas en un momento de enorme desesperación como los que había vivido esos últimos días.

Caminó en dirección al primer cimiento y lo levanto en sus manos con duda. Sabía lo que significaba destruirlo, si bien terminaría con aquella pesadilla de una vez, eso también atentaría contra la existencia de Hesper, condenándolo al mismo destino que todos los demás de su tipo.

-Has perdido muchas cosas a causa de esto Elliot. Todas esas fueron perdidas que no elegiste pero esta es diferente. Eso es lo que significa hacer un sacrificio. Sabes cuál es el deseo de Hesper, ahora te toca dejar a un lado lo que tú quieres para dar el golpe final. No lo dudes, sabes que todos tus amigos están contigo y seguirán ahí por mucho tiempo más. Las guerras no se ganan sin sentir dolor alguno. Protege tu corazón, prepáralo para lo que viene, recibe el golpe con una coraza formada de esperanza y enfrenta tu destino como si se tratara de tu peor enemigo –, Las palabras resonaron en la cabeza del chico, era la voz de Mauthani.

La boca de Hesper se abrió de manera descomunal y el sonido de mil gritos agónicos rompió el silencio una vez más. Cada vez que alguien tenía el artefacto en su poder, las sombras sentían el fin venir amenazante. Entonces volvió a tomar su forma incorpórea y arremetió de nuevo contra su único enemigo en pie, esta vez con mucha más fuerza y furia.

Elliot volvió a crear su barrera de luz pero esta vez el resultado fue diferente. El impacto fue tal que creo una onda expansiva a su alrededor, levantando una ráfaga de viendo poderosa a varios metros cuadrados de distancia. Ambos oponentes salieron despedidos en direcciones opuestas.

El chico escucho un sonido agudo redundar en sus oídos, similar al que provoca estar muy cerca de una explosión y vivir para contarlo. Intentó ponerse de pie pero estaba demasiado aturdido, además, el primer cimiento había escapado de su poder y ahora estaba bastante lejos como para alcanzarlo rápidamente.

Los daños causados a Hesper parecían ser muy diferentes puesto que ya se encontraba de pie caminando hacia su enemigo tirado en el piso. Se podía ver la angustia en su rostro pero sus acciones demostraban lo contrario. Claramente estaba luchando por detenerse pero ningún esfuerzo era suficiente como para escapar del control de mil sombras enfurecidas. Entonces una roca lo golpeo en la cabeza sin causar efecto alguno. Elsa estaba de pie una vez más.

-¡Oye idiota, no te olvides de mí tan fácilmente! – La chica lucia muy lastimada, como si le doliera incluso respirar. Sin embargo seguía peleando hasta con su último aliento en un intento por cambiar las cosas.

Elliot estaba a punto de decirle que se detuviera, sin embargo logró ver lo que ella estaba tratando de hacer. Se estaba usando a sí misma como un señuelo para distraer a Hesper. Por supuesto que estaba preocupado por su seguridad, sin embargo aquella podría ser la última oportunidad de poner un fin definitivo a todo. De escapar de aquel lugar maldito y regresar a tener un poco de tranquilidad. Esa era la última jugada, o la ejecutaba bien, o todo se iba al carajo.

Al tiempo que las sombras se lanzaron en contra de la chica, Elliot corrió con todas sus fuerzas en dirección al primer cimiento para recogerlo del suelo en un movimiento rápido y salir a toda velocidad en dirección a la hoguera en medio del claro. Una vez más, todo se volvió lento. Miro a través de sus pupilas a Hesper realizar un ataque inminente en contra de Elsa pero no se detuvo ni por un solo segundo. Estaba decidido a afrontar cualquiera que fuesen las consecuencias.

La forma sombría del enemigo hizo una pausa al saberse engañada y entonces cambio el rumbo drásticamente en dirección a Elliot.

Estuvo cerca, muy cerca de lograr su cometido. Sin embargo justo antes de poder lanzar el artefacto maldito al fuego, fue interceptado por una embestida poderosa a cargo de Hesper y todo el poder de las sombras. Para cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, tenía a su contraparte encima estrangulando su cuello e interrumpiendo su respiración con fuerza al presionarlo contra el piso. Seguía teniendo el primer cimiento en su mano derecha, sin embargo no encontraba fuerzas para poder lanzarlo a las llamas. Poco a poco se debilitaba y con él se desvanecía todo rastro de esperanza.

-¿Por qué haces esto Elliot?, No queríamos lastimarte, no queríamos ponerte en peligro – Las voces distorsionadas de Hesper hablaban entre carcajadas y gritos cargados de agresividad. Todo al mismo tiempo. Era como si dentro de su cuerpo se estuviera viviendo un caos de emociones negativas apuntando con el filo de su desprecio hacia su enemigo en común.

Elliot intentó hablar pero el esfuerzo fue inútil. Sintió poco a poco la vida desprenderse de su cuerpo gravemente lastimado. ¿Así era como iba a terminar todo?, ¿Con su muerte añadiéndose a la lista de todas las almas inocentes que perdieron en la batalla?, Después de todo lo que había pasado, un final como ese parecía una burla del destino directamente en su rostro ingenuo.

Enconches sucedió lo inesperado. Sintió las manos alrededor de su cuello aminorar la fuerza y todas las voces guardaron silencio para dar paso a una única de ellas: la verdadera voz de Hesper.

-Al fin lo logre – Dijo con una sonrisa en el rostro. Aun así, no lucia como alguien feliz en absoluto, parecía estar sufriendo una agonía infinita en su interior. Una mezcla de vergüenza y miedo que no es posible describir de ningún modo -, Ya veo que si eres un inútil. ¿Voy a tener que hacer esto por mí mismo no?, Siempre lo supe -.

Extendió su brazo como si le costara mucho esfuerzo moverse a cada centímetro. Tomó el primer cimiento de la mano de Elliot y entonces lo lanzó al fuego en un último momento de autocontrol. Este comenzó a arder al instante y entonces al mismo tiempo que se descomponía en cenizas el cuerpo de Hesper también comenzó a desvanecerse.

Dar tu vida por alguien que amas. Ese era el verdadero significado de un sacrificio puro. Elliot se dio cuenta al tiempo que una lágrima resbalaba por su rostro mientras veía desvanecerse en el aire a uno de sus amigos.

Hesper abrió la boca una vez más y los gritos de todos aquellos dentro de él se liberaron en el aire para irse convirtiendo en silencio poco a poco. Entonces miró a Elliot por última vez, él si había cumplido su promesa, al final de todo, lo había liberado de un mundo en donde su existencia no era permitida.

-Adiós, cuida de esos dos idiotas por mi -, Fue lo último que pudo decir antes de desaparecer por completo.


ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora