Elliot

19. Hasta la vista, Ennio.

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Hasta la vista, Ennio.

Elsa analizaba la situación mientras su hermano preparaba algunas cosas anticipándose a lo que pudiera suceder durante los siguientes minutos. Ninguno de los dos había dicho una sola palabra sobre lo ocurrido con Elliot. No querían hablar de ello porque ambos aun conservaban la esperanza de que entrara en razón y no los abandonara, sin embargo no había señal alguna de lo contrario. Todo parecía perdido, el tiempo se terminaba y solo tendrían una oportunidad de llegar hasta la gran fogata y eliminar el primer cimiento. El problema era cuando pensaban en como vencerían a Libizo, parecía una tarea imposible en esos momentos.

-¿Estás lista hermanita?, creo que vamos a enfrentarnos a uno de los momentos más difíciles en nuestra carrera, pero nada que no podamos resolver – Ennio se mostraba tranquilo como siempre, sin embargo en su voz había algo fuera de lo normal. Estaba preocupado y ciertamente aunque tenía un plan de reserva, no era tan bueno como el de contar con Elliot y el guante de Mauthani. Comenzaba a preguntarse si realmente era tan frio como su amigo lo había descrito algunos minutos atrás.

Elsa solamente se limitó a sonreír lo más que su corazón desesperanzado le permita en ese momento. Estaba asustada, como nunca antes había estado en su vida, sin embargo se había acostumbrado ya a enfrentar situaciones difíciles. Cuando se tenía un trabajo como el de ellos dos, las personas se acostumbraban a perder el miedo a morir, estaban preparados todo el tiempo para lo peor.

-El flanco derecho está un poco descuidado, se me ocurre que podríamos utilizar una bengala para atraerlos al lado contrario, recogí una del jeep antes de bajar. Yo podría encenderla y atraerlos hacia mí, entonces si eres suficientemente rápido podrás quemar el primer cimiento antes de que me atrapen – La chica sabia de lo que estaba hablando, conocía las habilidades de su hermano y confiaba plenamente en que sería capaz de lograrlo sin que ella sufriera algún daño. Si su plan resultaba, la gente sombra estaría desvanecida en cuanto el fuego abrazara el mítico pedazo de madera.

-Me gusta, aunque... - Ennio hizo una pausa y sonrió de lado –, Pienso que sería mejor si invirtiéramos los papeles. Eres más rápida que yo, además no quiero arriesgarme a que te pase algo – La verdad era que no tenía en mente perder a su hermana por un error propio, siempre anteponía su vida a la de ella porque así era como debían ser las cosas.

-Conmovedor, sin embargo nada de eso va a pasar – Una voz conocida sonó detrás de ellos, no era alguien a quien se alegraran de oír. Cuando giraron la vista para observar lo obvio, se encontraron con Allan y sus dos compañeras apuntándoles con armas de alto calibre -, Es una pena Ennio, yo no quería que las cosas terminaran así. ¿De verdad creíste que te habías librado de nosotros? -.

Ennio intentó tomar su arma en un movimiento rápido pero se vio interceptado por un golpe de la pistola de Rubik directo a su frente. Una herida recién abierta comenzó a sangrar poco a poco.

-Ni un movimiento estúpido chicos. Ósea, de todos modos vamos a matarlos pero preferiría que fuera a nuestra manera – La chica más joven del trio sonreía de la manera extraña en que siempre lo hacía.

Arista se aproximó a Elsa y colocó su arma directamente contra su cabeza, sabían que Ennio jamás intentaría nada si la vida de su hermana corría peligro. Mucho menos ahora que estaban solos y sus otros dos amigos estaban quien sabe dónde perdidos en el bosque.

Allan se apresuró y tomó todas las armas de los hermanos para evitar que pudieran defenderse. Una mirada enfermiza se dibujó en su rostro. El tipo de mirada que tiene una persona cuando ha perdido la razón y haría lo que fuera para completar una venganza. El problema era que Allan sabía lo que hacía y era uno de los mejores en todo el mundo a la hora de jugar sucio.