24.Fulgor

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Fulgor

Ennio vio al mundo detenerse por unos segundos al mirar a su hermana siendo estrangulada por el demonio. Sintió su respiración disminuir de ritmo mientras su cuerpo se quedaba paralizado totalmente, como si se hubiese convertido en piedra en ese instante. Todo lo que tenía valor en su vida estaba colgando de la mano de su peor enemigo.

-¡Elsa! – El chico pego un grito desgarrador y entonces como por instinto todos sus músculos se tensaron y salió disparado a una velocidad descomunal en contra de Libizo, propinándole un golpe demoledor con la fuerza que solo el temor de perder a alguien querido puede darte. El ente retrocedió dos pasos como si nada hubiera pasado pero al final soltó a la chica que cayo inconsciente en el suelo. Acto seguido, arremetió contra Ennio con una bofetada descomunal que lo hizo rodar por el suelo varios metros atrás.

-Para ser un mocoso tan molesto, tu debilidad es bastante común. Aun cuando te he dado el poder que corre por mis venas, sigues siendo un humano inmundo. Pero no te preocupes, no será por mucho tiempo más – Libizo hablo con calma total, como si su plan no tuviera falla alguna.

Entonces los ojos del demonio resplandecieron con un fulgor detonante y Ennio se puso de pie una vez más, totalmente fuera de sí. Era un esclavo del ente, una marioneta a merced de un maestro a quien no quería seguir. Estaba bajo el control total de algo a lo que había dedicado toda su vida a destruir.

Elliot se quedó mirando la escena mientras Ennio y Hesper se paraban frente a él amenazantes. Estaba completamente indefenso ante dos fuerzas tan poderosas. Por una parte, uno de ellos se había convertido en la suma de todas las sombras malignas y el otro, era un chico mitad demonio capaz de destrozarlo con un solo ataque. Aun así, ambos eran personas a quienes quería y respetaba, los únicos amigos de verdad que había tenido en su vida. No supo que hacer ante el desconcierto de tener que pelear contra ellos. Entonces se dio por vencido y supo muy dentro de sí que no había manera de ganar aquella batalla. Toda esperanza se había desvanecido frente a sus ojos en un súbito momento, un giro inesperado en la historia de su vida.

Siempre había creido que moriría atropellado por un auto o en algún accidente dado a su poca capacidad de concentración en el entorno, sin embargo jamás pasó por su cabeza que su fin llegaría a manos de personas que amaba, mucho menos en semejantes circunstancias.

Cerró los ojos y entonces bajó los brazos en espera del fin, intentando mantenerse cuerdo ante lo que estaba por venir.

Lo primero que sintió fue un impacto devastador directo al estómago, la sensación de escupir sangre por la boca era algo que nunca había percibido antes. Era demoledor el efecto que generó en él al instante. El dolor que sintió era mayor a lo que podía soportar, algo que jamás se atrevió si quiera a pensar. Ennio golpeaba con la fuerza de cien hombres enfurecidos peleando en una guerra contra un país enemigo.

En seguida fue impactado por una esfera de energía obscura disparada por Hesper que lo hizo caer al suelo. Luego el chico demonio le propino un pisotón con toda la saña del mundo, su rostro lucia trastornado, como si de un momento a otro se hubiese transformado en un asesino serial.

Elliot sintió sus pulmones comprimirse dentro de su pecho, probablemente ahora tenía un par de costillas rotas y alguno que otro órgano perforado dado que la sangre no dejaba de emanar por su boca. Por su mente solamente cruzaba una cosa: quería que todo terminara rápido, que todo fuera como un sueño que nunca había sucedido y entonces, cuando decidiera por fin abrazar a la muerte con su último aliento, descansar para siempre en lo que fuera que hubiera después.

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora