EPILOGO

173 47 16
                                    

EPILOGO

Un año después.

Elliot abrió los ojos y se estiró con fuerza antes de salir de la cama. Nada parecía tener sentido ya. Su vida se había convertido en un verdadero monumento a la monotonía y con frecuencia se sentía insatisfecho al respecto. Hacía ya un año desde la última vez que había visto a sus amigos, a pesar de que ellos le habían ofrecido incluirlo como un miembro oficial del equipo y unirse en su viaje continuo, él había decidido volver a casa y seguir con su vida. Ni siquiera había tenido el valor de presentarse frente a sus verdaderos tíos para contarles lo de su padre. Probablemente ellos creían que el había desaparecido para siempre como víctima de un secuestro o algo por el estilo.

En los últimos meses había estado trabajando como repartidor de pizza (bastante irónico), con lo poco que ganaba se mantenía a si mismo e intentaba llevar una vida normal. Sin embargo nada había vuelto a ser normal después de aquella aventura. Seguía viendo sombras de reojo de vez en cuando, seguía creyendo que había algo que lo asechaba en la obscuridad y por supuesto: seguía llevando consigo el guante de Mauthani a donde quiera que fuera por si las dudas.

Si bien Josephine había prometido devolverle a Hesper. Eso no había sucedido y comenzaba a sentir que jamás pasaría. Igual y le había dado la mitad de sus días de vida por nada. Tampoco era que le importara mucho ya que su existencia carecía totalmente de una razón de ser.

Se sentó frente al televisor y miró el reporte del clima mientras bebía una soda como si fuese lo más importante del día. Entonces escucho un golpeteo en la puerta y se puso de pie en modo de alerta total.

No había nadie que pudiera estarlo buscando. No tenía amigos cercanos ni mucho menos familia que pudiera llegar como visita inesperada. Creyó por un momento que podría ser la policía que al fin se había dado cuenta de la desaparición de su padre. Tomó el guante y se lo puso en la mano, luego camino despacio hasta la puerta y abrió lentamente.

Sus ojos se llenaron de sorpresa cuando vio a Hesper parado al otro lado de la puerta. Lucia diferente, de cierta manera mucho más parecido a él que antes, pero no había duda alguna, se trataba del mismo de siempre.

-En calzones. ¿Esa es tu idea de recibir a alguien decentemente? – Hesper tenía una sonrisa de lado a lado en el rostro.

Elliot no dijo nada, simplemente abrió la puerta de par en par y le dio un abrazo. El verlo ahí no solo significaba que el trato había surtido efecto, también era un nuevo aliento de vida para él mismo.

-Si si, ¡Soy un niño de verdad! – Hesper alzó los brazos en el aire como si no tuviera remedio alguno -, No sé cómo pasó pero desperté en medio del bosque hace poco y bueno... creo que ya no soy una sombra porque tuve que pedir un aventón para poder llegar hasta aquí sin poder simplemente transportarme como antes. Por cierto, Rosco y Gloria... los verdaderos, te mandan saludos. Creyeron que era tú en realidad. He tenido que inventarles un montón de cosas para que me dejaran escapar. Como sea, necesitas vestirte porque hay alguien afuera que quiere verte – Señaló hacia enfrente y había un flamante camper nuevo estacionado al otro lado de la calle. Estaba pintado con signos hippies y cosas como hongos, flores y mariposas.

Elliot no sabía qué hacer. Estaba completamente inundado por la euforia. Hesper había regresado y además venía acompañado por Ennio y Elsa, nadie más podía viajar en un camper tan ridículo. Su trabajo podía esperar porque no pensaba acudir por nada del mundo aquel día. Entró con velocidad a su apartamento y se puso lo primero que encontró. Para cuando salió tenia encima una camisa roja que no le quedaba bien, unos janes tan desgastados que parecían de vagabundo y sus tenis eran de pares diferentes.

-Por cierto. Me alegro de verte de nuevo. Es todo lo que voy a decir al respecto – Al fin rompió el silencio y luego caminó junto a Hesper hasta el gran vehículo.

Justo cuando se estaban acercando, la puerta trasera se abrió de par en par y de él bajaron dos figuras conocidas. Ennio se había cortado el cabello pero seguía luciendo igual de patán que siempre y Elsa, ella era inda sin importar lo que usara.

-¡Elliot! – La chica corrió hasta él y le dio un abrazo con fuerza -, ¿Te gusta el nuevo camper?, Ennio perdió una apuesta conmigo y tuvo que dejarme decorarlo. Además tuvo que cortarse el pelo, ¿Luce más apuesto no?, Igual y si conseguimos a alguien que soporte su carácter, le acabamos consiguiendo una novia -.

El otro chico tenía un cigarro en la boca como de costumbre pero no lucia tan feliz de verlo como todos los demás. Pronto lo tiró al suelo y caminó con velocidad hasta él. Luego lo tomo por el cuello con el brazo como jugando y lo obligo a darse la vuelta. Entonces comenzó a susurrar en su oído.

-Pequeño pedazo de idiota. ¿Sabes lo que significa eso? – Dijo refiriéndose a Hesper.

-¿Que los cuentos de hadas si existen? – Elliot respondió sin que pudiera encontrar una mejor excusa.

-No, significa que sé lo que hiciste. Ahora vamos a buscar a esa maldita anciana y haremos que revierta lo que ha hecho. Tengo una idea en mente pero tienes que venir con nosotros. Prepárate por que no vas a volver por aquí en mucho tiempo -.



ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora