21. Sin cuartel.

240 48 15
                                    

21

Sin cuartel.

Elliot permaneció atónito ante la verdad. Muchas cosas ahora tenían sentido pero el hecho de que Hesper fuera su propia versión sombra implicaba que al destruirlos a todos, él se convertiría en daño colateral. En esos momentos no se sintió tan seguro de querer llevar a cabo la operación.

-¡Ennio! – Elsa dio un grito al tiempo que lanzaba un objeto a las manos de su hermano. Había tenido tiempo de recuperar el primer cimiento incluso cuando algunos minutos atrás todo parecía haber estado perdido.

Los rostros de la gente sombra mostraron signos de angustia mientras veían su perdición volar por los aires. Los chicos solo tenían que lanzarlo al fuego y todo se habría terminado.

-Deténganlos – Libizo no parecía preocupado en absoluto pero era claro que no permitiría que lo vencieran una vez más.

Entonces todo parecía irreal una vez más bajo aquel cielo obscuro. El caos no tardo en apoderarse de la situación mientras una multitud furiosa de ojos escarlata se acercaba a ellos. Por primera vez, se dieron cuenta de lo fuertes que eran unidos.

Hesper peleaba con todas sus fuerzas usando su espada. Las sombras habían quedado vulnerables y si bien volvían a regenerarse, después de recibir cada ataque tardaban cada vez más en hacerlo. Elliot disparaba rayos luminosos provenientes del guante de Mauthani uno tras otro, eliminando a todo el que era tocado por ellos. Elsa de alguna manera se había hecho con un cuchillo similar al que utilizaba anteriormente. Lo había tenido escondido en su ropa todo el tiempo y lo había utilizado para desatarse. Ennio por su parte, era bestial. Era evidente que el poder de Libizo corría por sus venas después de haber sido mordido. Ni siquiera necesitaba de sus armas para eliminar a sus enemigos, se movía a una velocidad impresionante y asestaba golpes cargados de furia sobre la gente sombra. Con cada ataque parecía volverse más fuerte y violento.

Ahí estaban los cuatro. Acomodados en un círculo y rodeados de enemigos interminables que no dejaban de aparecer una vez más después de ser eliminados. Era una pelea sin sentido porque no podían eliminar a sus adversarios. Aun así, sabiendo que no tenían posibilidad alguna de vencer, seguían enfrentando a la horda de sombras sin miedo alguno. Vencerían o caerían pero todos juntos, como el equipo que habían sido hasta esos momentos.

Una de las sombras arrebató el cimiento de las manos de Ennio justo antes de ser aplastado contra el suelo por un agarre del mismo. Entonces otro recogió el objeto e intentó huir con él pero uno de los rayos de Elliot lo alcanzó y lo desintegró al instante. En un movimiento veloz, Elsa se resbaló por el suelo y volvió a recuperarlo.

Esto se repitió muchas veces con diferentes variables pero el resultado era el mismo: Los chicos estaban tan perfectamente sincronizados que era prácticamente imposible para los enemigos hacerse con el primer cimiento.

Elliot comenzó a sentirse exhausto. Se preguntó a si mismo ¿Cuánto tiempo sería capaz de soportar la pelea?, Supo que no sería demasiado cuando recibió un golpe tremendo de una de las sombras y cayó al suelo. La herida de su cabeza volvió a abrirse y la sangre comenzó a chorrear una vez más. El tiempo se volvió lento y los sonidos huecos. Vio por unos segundos a sus amigos peleando a su alrededor para que el pudiera levantarse y eso fue lo que hizo. Sacó fuerzas desde lo más profundo de su ser y siguió combatiendo a su lado. Nadie se rendiría aquella noche de pesadilla. Cerró los ojos y levantó el guante en el aire.

-¡Innamorak Mauthani! – El chico gritó con las fuerzas que le quedaban y entonces un resplandor fulmínate iluminó todo a su paso, haciendo que toda la gente sombra desapareciera una vez más. Todos menos Hesper.

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora