Me aseé y me vestí para bajar, lo raro es que mi Ama no hubiera venido a verme con todo lo que dormí, eran casi las dos de la tarde y ella era hora de almorzar.
Cuando decidí bajar las únicas en las mesas eran Rousse y Candy y sólo había un plato que supongo que era para mi. ¿Dónde estaban la señora Alisson y la señora Claudia?
-Hola, -me atreví a decir. -y nuestra Ama y la señora Claudia?
Rousse me miró con odio, últimamente se me hacía normal esa cara.
-Se han ido a arreglar unos papeles de la empresa Anna. -Contestó Candy.
-Vaya ya me resultaba raro que la señora Alisson no me hubiera venido a regañar por dormir tan tarde. -Dije pensando en alto.
-No, ellas no, pero yo sí. -Dijo Rousse levantándose de la mesa. -¡Ven conmigo ahora mismo!¡Tú y yo vamos a saldar cuentas!
Intenté soltarme de su agarre pero me tenía agarrada por el brazo y por los pelos.
-¡Suéltame Rousse! -Grité.
-Suéltala Rousse. -Dijo Candy.
-No la pienso soltar, va a saber lo que es respetarme, después de esto te irás de esta casa. Yo soy peor que la señora Alisson.
-Deberías respetar a la señora Alisson, ella te dio este lugar y tú sólo intentas hacerte con todo. -Le dije contundentemente.
Me soltó.
-¡Tú no sabes nada estúpida! -Me gritó dándome una bofetada para volver a cogerme de los pelos y arrastrarme a la mazmorra.
-¡Ni se te ocurra venir Candy o tú también lo pagarás muy caro!
Candy estaba muerta de miedo y Rousse me llevaba con gran fuerza hasta la mazmorra, tenía miedo de lo que pudiera hacerme.
Bajó las cuerdas que pendían del techo para atarme y estar colgada, por supuesto no se lo puse fácil, nos anduvimos pegando hasta que ella ganó la pelea.
-Ahora vas a sufrir por cinco princesita. ¿No adivinas que voy a usar contigo?
-Rousse... por favor, podemos llevarnos bien... -Dije temblando.
-Tú y yo nunca.
Me colocó un antifaz en los ojos para que no pudiera ver. A continuación noté un dolor muy agudo en mis pezones.
-Esto son agujas, acabo de traspasarte los pezones con ellos. -Dijo sádicamente.
-¡Rousse!¡Por favor esto es insoportable!
-Y más que no vas a soportar, ¿recuerdas el látigo de púas? Pues permíteme decirte que es lo que voy a usar ahora contigo.
-Rousse no... por favor, no.... -Supliqué.
¡Zas! El primer latigazo, me ardía como nunca antes. Me dio con todas sus ganas.
Después de esos vinieron más, no llevé la cuenta, sólo gritaba y lloraba aguantando cada uno de sus latigazos. Me estaba empezando a marear, cuando escuché la voz de la señora Alisson.
-¡Rousse! ¡Suelta el látigo ahora mismo! -Ordenó la señora Alisson enfurecida.
-Ama... yo...
-Claudia, desata a Anna. ¿Tú qué? Acabas de perder todos tus derechos, te quiero ver fuera de esta casa ahora mismo. -Dijo tajante y sin vacilación.
-Por favor, señora Alisson, no volveré a atacar a Anna pero no me dejes, no tengo dónde ir. -Suplicó Rousse.
-Tú te lo has ganado a pulso.
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HIPNOTIZADA
RomanceAnna Stone es una famosa escritora de relatos eróticos a la que le atrae el mundo del BDSM. Un día decide ir a husmear en una fiesta de esta temática y allí recibe su primer castigo de parte de una mujer que llevaba años siguiendo su carrera como es...