Capítulo 2

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Volví a entrar a aquella gran mansión poco iluminada tan solo por unas lámparas que colgaban de sus paredes. Me dijo que me quedara de pie junto a la puerta, que me esperara con las manos a la espalda y las piernas abiertas y se marchó. Y eso hice mientras admiraba lo que podía ver de su casa, la cual había podido ver antes y su gran salón que anteriormente estaba adornado con artículos BDSM y que, ahora, no tenía nada de eso.

Cuando volvió, tenía en sus manos un antifaz de tela negro y una cuerda gruesa de color marrón. Me puso primero el antifaz, y luego me ordenó que pusiera las manos hacia delante para atar mis manos y, a continuación, tiró de mí, consiguiendo por ende que me moviera del sitio y que casi tropezara con mis propios pies porque no me esperaba que hiciera eso.

Me hizo girar en el mismo sitio un par de veces para desorientarme y luego me hizo andar, el camino no fue muy largo pero si lo suficiente como para ponerme nerviosa y que mi respiración fuese más agitada de lo normal.

Me quitó el antifaz y nos encontrábamos en su despacho o, al menos, eso parecía.

-Bien, has aceptado ser mi sumisa con lo cual tenemos que hacer un contrato de Ama dominante a sumisa, ¿estás de acuerdo?- Dijo mirándome a los ojos fijamente.

Me quedé como hipnotizada hasta que de repente ¡plash! Me dio una bofetada en el moflete derecho con el reverso de su mano derecha que me hizo girar medio cuerpo.

-¡Responde puta!-Gritó.

-Sí- Dije casi tartamudeando.

-Bien, así me gusta, rapidito, no me gusta que me hagan esperar.

Y dicho esto, se puso a buscar en su escritorio unos papeles, cuando los encontró me dijo:

- Quiero que te pongas de rodillas frente a mí mientras te leo el contrato, ¿lo entiendes?

Corriendo me puse al lado de su silla y ella se giró y se puso frente a mi clavándome un tacón en el muslo izquierdo.

- Muy bien, empezamos.

Los deberes de la sumisa:

-La sumisa deberá obedecer y someterse a la Ama en cualquier momento que a la dueña le plazca sin interrupción de la sumisa exceptuando el momento en el que la sumisa haga uso de la palabra de seguridad que en este caso será "Amarillo" para expresar que está llegando a cierto límite de dolor y "Rojo" para indicar que la sumisa ya no aguanta más los niveles de dolor.

-La sumisa acepta, una vez firmado el Contrato, que su cuerpo pertenece a su Ama para ser usado como ésta desee y en el momento que quiera o vea oportuno sin salirse de los límites pactados por ambas.

Conducta de la sumisa:

-La sumisa se esforzará en amoldar su cuerpo, apariencia, hábitos y actitudes conforme los deseos de su Ama.

-La sumisa cambiará su forma de vestir, su forma de hablar y sus actos para expresar su sumisión.

-La sumisa siempre hablará a su Ama en tonos de amor y respeto sino será castigada.

-La sumisa se dirigirá a la Ama como "Señora Alisson" , "mi Ama" u otros nombres que la dominante desee.

-La sumisa aceptará agradecidamente cualquier crítica de su Ama.

-La sumisa renuncia a todo derecho de intimidad u ocultamiento a su Ama.

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