Capítulo 11

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 Me acerqué despacio al escritorio sin dejar de mirar al suelo y sin dejar de unir los dedos índices entre sí. Me subí la falda y me bajé el tanga hasta los tobillos.

-Abre las piernas Anna.

Abrí las piernas dejando ver mi sexo y esperé el primer azote el cual vino después de una breve caricia en mi nalga izquierda. Sorprendentemente no fue para nada fuerte ni doloroso como esperaba. Después de ese vinieron otros más como ese y siguió subiendo la intensidad a medida que avanzaba. Notaba como el calor se centraba en esa zona y como su mano acariciaba una y otra vez la zona antes de azotarla. Paulatinamente, mi excitación comenzó a subir y mi sexo comenzaba a palpitar porque la señora Alisson acercaba sus dedos a él cada vez que me acariciaba.

Entonces una de esas veces bajó hasta mi coño y lo tocó con delicadeza masajeando suavemente mi clítoris mientras ponía su otra mano en mi espalda y sacaba de mi un pequeño gemido que yo no quería que saliera. Maldito cuerpo traicionero.

Sin darme cuenta, cada vez iba abriendo más mis piernas y sacando más mi culo hacia afuera como si con eso le estuviera pidiendo que me penetrara, mi cuerpo hablaba por sí solo.

La señora Alisson dejó de masajear mi clítoris y deslizo su dedo hasta la entrada de mi orificio, dio unos pequeños círculos antes de entrar y sin ton ni son entró de una vez provocando que volviera a gemir de placer.

-Estás muy mojada perrita, ¿tanto te ha gustado que te azote? -Preguntó mi Ama metiendo y sacando su dedo de mi coño sin pausa y despacio.

-Si, mi Ama, me ha gustado... mucho... -Dije con vergüenza mordiéndome el labio inferior.

-Muy bien, eso quiero, que te guste. -Dijo en tono de burla.

Mi Ama siguió follándome el coño un rato mas, cada vez más rápido y cuando menos me lo esperé, empezó a meterme otro dedo que al principio me dolió un poco pero me adapté pronto y fue muy placentero. Se sentía muy bien tener dos dedos dentro y notar como salían enteros y volvían a entrar de golpe. Mi cuerpo desprendía mucho calor de la excitación, yo estaba al límite y mis gemidos fueron en aumento a consecuencia de que estaba a punto de culminar.

-Ni se te ocurra correrte. Vas a aguantarte mientras te follo, así que reprime ese orgasmo si no quieres sufrir de verdad. -Me advirtió una muy amenazante señora Alisson.

-Sí, mi... mi A...Ama... -Contesté entrecortada por la respiración.

¡No podía ser! ¿Era este su castigo por ver esos documentos? ¡Joder! ¡Estoy muy excitada! No creo poder aguantarlo, nunca he hecho esto, ¿cómo se hace?

Traté de concentrarme en el orgasmo, no en el placer sino en no sentirlo pero me era muy difícil por la excitación, así que tensé los músculos de la zona de la vagina para impedir cualquier sensación de placer y parecía que funcionaba, al menos un ochenta por ciento. Cada vez sentía menos placer aunque aún quedaba algo que si me desconcentraba volvía a subirme la excitación en un abrir y cerrar de ojos.

-Muy bien perrita, has aguantado muy bien, pero esto no termina aquí, vamos a seguir un ratito más.

De repente me sacó los dedos del coño y me ordenó que me pusiera en pie, quitó las pocas cosas que había en la mesa y me ordenó que me sentara sobre ella. Se colocó entre mis piernas y comenzó a desabotonar mi camisa, dejándome sólo con el sostén puesto. Me bajó la falda y terminó de quitar mi tanga. Subió sus manos hacia mi sujetador y lo bajó por debajo de mis pechos para poder tener acceso a ellos, retorciéndome los pezones y tirando de mi hacia ella mirándome a los ojos fijamente quedando a escasos centímetros de mi boca... Tan cerca de ella, de su aliento, de su aroma y no podía tomar contacto.

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